Internet: área de oportunidad para la Iglesia Católica
El Internet plantea algunos problemas a los cristianos y en general a la Iglesia. A veces el mundo de los medios de comunicación puede parecer indiferente e incluso hostil a la fe y a la moral cristiana. Esto se debe a la mentalidad postmoderna que ha impregnado a los medios y según la cual la única verdad absoluta es que no existen verdades absolutas o, en caso de que existieran, serían inaccesibles a la razón humana y, por tanto, irrelevantes.
En el Internet existen sitios llenos de odio dedicados a difamar y atacar a los grupos religiosos y étnicos. Algunos de ellos toman como blanco a la Iglesia católica. Sitios llenos de pornografía y violencia, que evidencian la componente más turbia de la naturaleza humana, dañada por el pecado. Y aunque el respeto a la libertad de expresión exige a veces tolerar hasta cierto punto incluso las voces de lo negativo, la aplicación de la autorregulación y, cuando sea necesario, la intervención de la autoridad pública, deberían establecer y hacer respetar algunos límites razonables acerca de lo que se puede decir.
La proliferación de sitios web que se autodefinen católicos plantea un serio problema. Se publican interpretaciones doctrinales desviadas, prácticas arbitrarias de devociones y posturas ideológicas que se autocalifican “católicas”, de las posiciones auténticas de la Iglesia. Esto origina confusión. Con respecto al material de índole catequética o específicamente doctrinal, podría ser útil un sistema de certificación voluntaria a nivel local y nacional bajo la supervisión de representantes del Magisterio. No se trata de censura, sino de ofrecer a los usuarios de Internet una guía segura sobre lo que expresa la posición auténtica de la Iglesia.
La realidad virtual del ciberespacio tiene algunas implicaciones preocupantes tanto para la religión como para otras áreas de la vida. Ésta, no sustituye la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ni la realidad sacramental de los otros sacramentos, ni tampoco el culto compartido en una comunidad humana de carne y hueso. No existen los sacramentos en Internet; e incluso las experiencias religiosas posibles ahí por la gracia de Dios son insuficientes si están separadas de la interacción del mundo real con otras personas de fe. La programación pastoral debería considerar cómo llevar a las personas desde el ciberespacio hasta una auténtica comunidad y cómo podría luego usarse Internet, mediante la enseñanza y la catequesis, para apoyarlos y enriquecerlos en su compromiso cristiano.
Es importante que en todos los sectores de la Iglesia se use Internet de modo creativo para asumir sus responsabilidades y realizar la obra de la Iglesia. No podemos quedarnos atrás tímidamente por miedo a la tecnología, considerando las numerosas posibilidades positivas que ofrece Internet. El acceso inmediato a la información le da a la Iglesia la posibilidad de ahondar en su diálogo con el mundo contemporáneo. La Iglesia tiene más facilidades para informar al mundo acerca de sus creencias y explicar los motivos de su actitud sobre cualquier problema o acontecimiento concretos. También puede escuchar con más claridad la voz de la opinión pública y estar en el centro de un debate continuo con el mundo, comprometiéndose así más a fondo en la búsqueda común por resolver los problemas más urgentes de la humanidad.
Cuales son los retos de Internet para la Iglesia Católica? Los responsables de los diversos ámbitos de la Iglesia necesitan conocer las características de los medios de comunicación social y del internet, para hacer un uso adecuado de los mismos y orientados a los planes pastorales. Es necesaria una formación específica. Es indispensable que las personas que tienen cargos y cumplen funciones en nombre de la Iglesia se formen en el uso de los medios y del internet.
Todos los agentes de pastoral de la Iglesia: Sacerdotes, diáconos, religiosos y agentes pastorales laicos, deben formarse en los medios de comunicación y del Internet, para saber hacer buen uso de las posibilidades de las comunicaciones sociales sobre las personas y la sociedad. Los padres de familia por el bien de sus hijos, así como por el suyo propio, deben aprender y poner en práctica su capacidad de discernimiento como telespectadores, oyentes y lectores, dando ejemplo en sus hogares de un uso prudente de los medios de comunicación social. Aunque los niños y los jóvenes están más familiarizados con el internet que sus padres, éstos tienen la grave obligación de guiar y supervisar a sus hijos en su uso. No debería permitírseles el uso de internet sin supervisión. Los padres y los hijos deberían discutir juntos lo que se ve y experimenta en el ciberespacio. También es útil compartir con otras familias que tienen los mismos valores y preocupaciones. Aquí, el deber fundamental de los padres consiste en ayudar a sus hijos a llegar a ser usuarios juiciosos y responsables de Internet, y no adictos a ella.
Para los niños y a los jóvenes, Internet es una puerta abierta a un mundo atractivo y fascinante, con una fuerte influencia formativa; pero no todo lo que está al otro lado de la puerta es saludable, sano y verdadero. Internet pone al alcance de los jóvenes en una edad inusualmente temprana una inmensa capacidad de hacer el bien o el mal, a sí mismos y a los demás. Puede enriquecer su vida y capacitarlos para que, a su vez, enriquezcan la vida de los demás. También puede arrastrarlos al consumismo, a la pornografía, a fantasías violentas y a un aislamiento patológico.
Para un adecuado uso del internet es necesario practicar algunas virtudes: La Prudencia para ver claramente las implicaciones (el potencial para el bien y para el mal) y responder creativamente a sus desafíos y oportunidades. La Justicia en el trabajo de cerrar la brecha digital, la separación entre ricos y pobres en información en el mundo actual. Se necesita Fortaleza y Valentía para defender la verdad frente al relativismo religioso y moral, el Altruismo y la Generosidad frente al consumismo individualista, y la Decencia frente a la sensualidad y el pecado. Se necesita Templanza y Autodisciplina ante este formidable instrumento tecnológico que es Internet, para usarlo con sabiduría y exclusivamente para el bien.
Durango, Dgo., 15 de Mayo del 2011.
+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
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