Episcopeo «Libertad de Expresión: avance o retroceso»
El viernes pasado celebramos el día de la libertad de expresión y todo mundo se expresaba a favor de una mejor y mayor libertad de expresión, sobre todo refiriéndose a quienes se dedican a la noble tarea de informar a través de los medios de comunicación.
La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. De ella deriva la libertad de imprenta también llamada libertad de prensa.
En México la Libertad de Expresión, ha sido una lucha constante de unos cuantos al inicio, pero hoy especialmente que todavía se restringe este derecho, la lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra.
Actualmente la libertad de expresión sigue siendo un tabú, para que realmente se pueda manifestar las ideas de cualquier individuo y en donde sea. A algunos periodistas se les ha desaparecido de la escena del periodismo, solo porque han hecho una crítica al gobierno; en algunos lugares del país varios han muerto por ejercer su profesión. También, con frecuencia se puede constatar el control oficialista que busca salvaguardar los intereses momentáneos. Esto vulnera los derechos humanos, afecta la democracia y se pierde la confianza de la sociedad en los medios. Parece que lo que se tenía ganado, en años anteriores en libertad de expresión, ahora se ha perdido.
Algo fundamental al hablar de libertad de expresión es la opinión pública. Ésta tiene hoy una expresión importante en los medios de comunicación: prensa, radio, televisión, cine, teatro, libros. Cumple una serie de funciones: comunica a los hombres y mujeres, construye sociedad, proporciona elementos de juicio que ayudan a tomar postura y decisiones necesarias para participar en todos los aspectos de la vida social, pone en circulación y en juego las opiniones de los diferentes grupos o corrientes de la sociedad, que se expresan como juicios o como reacciones ante las diversas instancias sociales, sobre todo acontecimientos políticos, sociales y religiosos, y medidas de la autoridad. De este modo, influye en las decisiones.
La opinión pública es exigencia de libertad. Para pensar, para formarse, para expresarse, para agruparse, para manifestarse públicamente. Es exigencia de autonomía para vivir y para reflejar la conciencia propia o común, para comprometerse y para participar. La falta de opinión pública o su supresión son una enfermedad de la sociedad, cualquiera que sea su justificación, inclusive religiosa, porque implican cancelación de la libertad y marginación social.
La opinión pública permite a una sociedad conocerse mejor y adquirir una conciencia más clara de sí misma. Es la conciencia de la sociedad. Es el reflejo y el índice de su maduración. Permite conocer el grado de responsabilidad y de compromiso de sus miembros. Necesita auténtico pluralismo, ambiente de libertad, información, conocimiento y juicio de los hechos, toma de posición personal y colectiva, expresión pública de la conciencia común y orientación a la acción. Sin estos elementos, puede haber expresión pública de opiniones particulares, pero no hay opinión pública.
Ante esto el Magisterio Social nos puede ayudar. El Papa Pío XII se expresó así: “La opinión pública es el patrimonio de toda sociedad normal compuesta de hombres que, conscientes de su conducta personal y social, están íntimamente ligados con la comunidad de la que forman parte… Allí donde no apareciera ninguna manifestación de la opinión pública; allí, sobre todo, donde hubiera que registrar su real inexistencia, por cualquier razón que se explique su mutismo o su ausencia, se debería ver un vicio, una enfermedad, una irregularidad de la vida social”.
“Ahogar la opinión pública de los ciudadanos, reducirla a un silencio forzado es, a los ojos de todo cristiano, un atentado contra el derecho natural del hombre, una violación del orden del mundo, tal como ha sido establecido por Dios. (III Congreso Internacional de la Prensa Católica, Roma, 1950)
Sobre lo mismo el Papa Juan XXIII afirmó: “Entre los derechos universales, inviolables, de la persona humana, está el derecho a la libertad en la búsqueda de la verdad y en la expresión y en la difusión del pensamiento…El periodista católico debe ser enseñado a defender la verdad, la justicia y la integridad, antes que la religión y el Evangelio” (Pacem in Terris, nums. 260,283).
La Instrucción Pastoral Communio et Progressio (1971), afirma: “La libertad de expresar la propia opinión es factor y elemento necesario en la formación de la opinión pública. La libertad, por la que cada uno puede expresar sus sentimientos y opiniones, es necesaria para la formación recta y exacta de la opinión pública. Conviene pues, con el Concilio Vaticano II, defender la necesidad de la libertad de expresión, tanto para los individuos como para la colectividad, dentro de los límites de la honestidad y del bien común (no.15)”.
Esto es algo que debemos reflexionar en tiempos electorales y orientar mejor a quien vamos a elegir.
Durango, Dgo., 9 de Junio del 2013 + Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
Email: episcopeo@hotmail.com
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