La Ilustración Inglesa

Isaac Newton con “Los principios matemáticos de filosofía natural” y la “Óptica” es el primer motor de la Ilustración en Inglaterra.
Fomentan el deísmo Lord Herbert de Cherbury, con su “Tratado sobre la Verdad”, “Sobre las Causas de los errores” y sobre la “Religión de los gentiles”; lo mismo John Locke con “La razonabilidad del cristianismo”; son importantes en esta línea John Toland, ligado a los orígenes de la masonería con su obra “El cristianismo sin misterios”; también Mateo Tendal con “El evangelio una republicación de la religión de la naturaleza”.
Pero, la Ilustración inglesa se centró principalmente en los ámbitos de la religión y de la moral, particularmente por obra de Anthony Ashley con su “Ensayo sobre el mérito y la virtud” y Francis Hutcheson con su “Investigación sobre nuestras ideas de belleza y de virtud”.
Anthony Ashley considera que el hombre goza de ideas morales connaturales, que inclinan a buscar el propio bien, el cual, en el caso del hombre, se debe armonizar con el bien de la sociedad. No piensa que el hombre sea malo por naturaleza: la benevolencia es una parte esencial de la moralidad y tiene sus raíces en la naturaleza humana.
Todo hombre, goza también de un sentido moral, que hace posible distinguir entre conducta justa e injusta. La moral basada en la virtud, es autónoma respecto a la religión.
La virtud debe ser buscada por sí misma; esto sin embargo no significa rechazo de la trascendencia, pues la virtud completa comprende la piedad respecto a Dios; la perfección y la elevación de la virtud se debe a la fe en un Dios.
Hutcheson, siguiendo los pasos a Ashley dice: “al comparar la cualidad moral de las acciones con el fin de ofrecer un criterio a nuestras elecciones entre las diversas acciones propuestas o para elegir cual de ellas tiene la mayor excelencia moral, somos inducidos por nuestro sentido moral de la virtud a juzgar de este modo: a igualdad de grados de felicidad que esperamos se pueda seguir de las acciones, la virtud está en proporción al numero de personas a las cuales será extendida la felicidad… de modo tal que la acción mejor es la que procura la mayor felicidad al mayor número de personas, y la acción peor es la que causa la infelicidad al mayor número”.
En este párrafo de Hutcheson, se encuentra una idea de felicidad más bien hedonista, y una tendencia identificar moral con estética, como que “junto al sentido moral, los hombres poseemos un sentido estético”.
Con todo, Hutcheson trata de unir moral con metafísica y teología; con todo, pasará a la historia como un antecedente del utilitarismo de Jeremy Bentham y de John Stuart Mill en el siglo XIX.
A pesar del empeño por equilibrar el patrimonio multisecular del pensamiento fuerte, con mayor o menor claridad, podemos apreciar que el devenir de las ideas declina hacia el pensamiento débil del racionalismo o primado de la razón; del individualismo o primado del individuo; del laicismo que quita a Dios su primado y del relativismo que niega la objetividad del bien y el mal.
Y con las ideas débiles declinan igualmente las tradiciones y las costumbres, la ética, la moral y la teología, arrastrando en declive la vida cristiana. Y es provechoso preguntarse: ¿hasta cuando la humanidad confiará en sí y en la trascendencia?
Durango, Dgo. 2 de marzo del 2008.
Héctor González Martínez

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