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Derechos Humanos y Doctrina Social de la iglesia I

Vivimos inmersos en una cultura, en la que poco a poco se ha hecho conciencia de los derechos humanos, pero que aún no llega a formar parte de la vida cotidiana de la sociedad. En otras partes del mundo existe una cultura de los derechos humanos que es universal tanto en su fundamentación y su contenido como en su desarrollo normativo. El tema de los derechos humanos es siempre importante en la conformación del entramado social y además en la construcción de la vida democrática.
Hace unas semanas en el Estado de Durango se realizó el cambio del responsable de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, un hecho que desató comentarios en todos los sentidos, especialmente hacia la figura de quien fue nombrado nuevo responsable. La realidad es que “en Durango no se respetan los Derechos Humanos”, así se ha afirmado constantemente. Los hechos lo constatan: la situación de los Centros de Reinserción (Penales) en Durango. Todo lo que ha acontecido en el Centro nº 1 de Durango y en el de Gómez Palacio y que no se ha aclarado, y siguen sucediendo muertes, “suicidios”, etc. La misma CNDH afirmó “hay indolencia, falta de preocupación y desatención de las autoridades, ante el riesgo que se vive en los penales”; la delincuencia organizada; las quejas contra las instituciones policiales federales y estatales y del Ejército, solo en el 2010 fueron casi 200. Son solo algunas muestras de la realidad que vivimos.
Estamos inmersos en una cultura que transgrede los derechos humanos de manera sistemática, no sólo en el plano individual, sino también en el estructural e institucional, a veces con el silencio e incluso con la colaboración necesaria de los organismos nacionales, regionales e internacionales encargados de velar por su cumplimiento, la mayoría de las veces para proteger los intereses del Imperio y de las empresas multinacionales bajo el paraguas de la globalización neoliberal. Pareciera que los derechos humanos son todavía la asignatura pendiente o la utopía del siglo XXI.
El neoliberalismo niega toda fundamentación antropológica de los derechos humanos, los priva de su universalidad, al aceptarlos, busca solo la defensa de sus intereses, y establece una base y una lógica puramente económicas para su ejercicio, la del poder adquisitivo. En la cultura neoliberal los derechos humanos tienden a reducirse al de propiedad. Quienes son propietarios, quienes detentan el poder económico, son sujetos de derechos; el resto, no.
Qué nos dice la Doctrina Social de la Iglesia respecto a los Derechos Humanos? El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia dice: “El movimiento hacia la identificación y la proclamación de los derechos del hombre es uno de los esfuerzos más relevantes para responder eficazmente a las exigencias imprescindibles de la dignidad humanos. La Iglesia ve en estos derechos la extraordinaria ocasión que nuestro tiempo ofrece para que, mediante su consolidación, la dignidad humana sea reconocida más eficazmente y promovida universalmente como característica impresa por Dios Creador en su criatura. El Magisterio de la Iglesia no ha dejado de evaluar positivamente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, proclamada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que Juan Pablo II ha definido « una piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad”(nº 152).
Los derechos humanos, llamados también libertades civiles, derechos naturales, inalienables o fundamentales del hombre, quedaron jurídicamente reconocidos por los modernos Estados nacionales que surgen históricamente como resultado de la Independencia de los Estados Unidos de América, en 1776, y la Revolución Francesa, en 1789. La Iglesia Católica, desde una primera actitud negativa ante el nuevo ordenamiento jurídico-político, lo acepta después de una evolución gradual que termina reconociendo los derechos humanos como fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia. Se pueden constatar tres etapas en esta evolución del pensamiento de la Iglesia.
1ª Etapa. Las persecuciones y los serios conflictos políticos, económicos y sociales surgidos entre la Iglesia Católica y la Revolución Francesa y los demás Estados europeos que se unen a las ideas liberales democráticas, laicas y anticlericales proclamadas por los revolucionarios franceses, justificaron la actitud inicial de rechazo que adoptara la Iglesia Católica.
Esta posición de la Iglesia adversa al liberalismo democrático va a perdurar a lo largo de todo el siglo XIX. Durante este período se expanden y consolidan las libertades de la Declaración de los Derechos del Hombre. Como dato histórico cabe señalar que fueron incorporadas a la Revolución Francesa de 1789, a petición del Marqués de Lafayette, quien por haber participado en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos llevó al seno de la Asamblea Constituyente Francesa, los principios que trece años antes habían inspirado la Declaración de Independencia Norteamericana.
La actitud de la Iglesia Católica se constata en la encíclica “Mirare vos” del Papa Gregorio XVI (1832), en la que el papa arremete contra el indiferentismo religioso. El Papa Pío IX, se vio envuelto en las convulsiones sociales y políticas de su tiempo que culminaron con el fin de los Estados Pontificios. Las ideas de este Papa se expresaron en la encíclica “Quanta cura” y el Syllabus (1964), donde compiló todos los errores del liberalismo enfrentando así a la Iglesia con la nueva mentalidad liberal democrática. Entre los ochenta errores catalogados, condenaba que «El Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, con el liberalismo y con la civilización moderna».

Durango, Dgo., 14 de Agosto del 2011.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

Mensaje Personal

Amados hermanos, amigos, fieles y ciudadanos:
Les saludo con amor de oblación y de expiación en estos días en que el Señor Jesús me ha participado con el sabor de su Pasión por medio de limitaciones y enfermedades, experimentando en mi naturaleza humana mermas de salud física. Con ello Dios me muestra claramente que el hombre no es autosuficiente y que no todo lo alcanza por su solo esfuerzo, natural o espiritual.
Durante toda mi vida he pretendido responder a Dios con mi mejor esfuerzo y al parecer en buena parte lo he logrado, como fruto de la gracia que viene de Él mismo. Pero Dios permite que el hombre sea sometido a crisis, como me lo permitió en un día del Novenario de Expiación, caído toda una noche sobre el suelo frío, sin poderme enderezar.
Noche de gracia, sintiéndome asociado a los padecimientos del Redentor y aplicándolos por todos en la Arquidiócesis. De ahí en adelante, todo ha sido un Vía Crucis, cada vez más demandante. Leer más

Danos Señor sacerdotes Santos y Sabios

En nuestra Arquidiócesis cada año acompañamos a algunos de nuestros hermanos sacerdotes que cumplen sus 50 años de vida sacerdotal, sus Bodas de Oro Sacerdotales. Cuando acudimos a estas celebraciones, nos viene a la mente que toda su vida ha sido un servicio constante a la Iglesia y a la sociedad.
Todos estos sacerdotes han prestado servicios a la Iglesia que peregrina aquí de Durango. Y han sido variados: el servicio en una parroquia, servicios en el Seminario, o en algún otro servicio diocesano. La mayor parte de su vida lo ha pasado en el servicio pastoral en una parroquia. Es ahí donde han trabajado toda su vida, ahí viven en su parroquia, conviviendo con las familia sus gozos y esperanzas, sus ilusiones y fracasos. Ahí los sacerdotes han cargado con su cruz de todos los días, yendo de una comunidad a otra, planeando como restaurar y construir capillas, salones, todo para el servicio de la comunidad. Su trabajo principal es la Evangelización, es decir el anuncio de la Buena Nueva del Reino de Dios.
En la realidad de nuestra Arquidiócesis, metidos en la Sierra y en las parroquias lejanas, en los pueblos y las ciudades, acompañando a nuestro pueblo en sus alegrías y en sus penas, en sus miedos y en sus ilusiones. Así gastan sus vidas nuestros sacerdotes. Al paso de los años, cuando viene el cansancio y el desgaste normal, cuando aparecen lentamente las enfermedades, ahí están nuestros sacerdotes con entereza y confianza en Dios. Es en sus enfermedades como ellos nos dan un testimonio más acabado de cómo se puede vivir con alegría el ministerio sacerdotal. La cruz (enfermedades, y a veces el abandono), no les ha reducido su ilusión sacerdotal, las ganas de seguir trabajando por la salvación de las almas y sobre todo su gran pasión por la Iglesia. Si le pudiéramos preguntar de dónde sacan sus fuerzas, su permanente alegría, estamos seguros que dirán “¡Sólo en Dios! ¡Únicamente por la Eucaristía! ¡Confiados a la ayuda de Santa María de Guadalupe!” Tenemos ejemplos muy concretos de testimonios de sacerdotes íntegros que jalonan la larga marcha de la historia de la Iglesia, los casi cuatrocientos años de nuestra Iglesia en Durango.
Sin embargo, los tiempos que corren no son favorables al reconocimiento social de todo el bien que hace un sacerdote católico. Lo que ahora se estila es estigmatizarlo con el último tópico del pensamiento secularista dominante. Es presentado, en muchos de los “altavoces” de la cultura mediática, como algo anacrónico y próximo a un parásito social. En cambio, la realidad de los hechos es muy distinta. ¡Sigue habiendo muy buenos curas! ¡Buenos sacerdotes! Entregados las veinticuatro horas del día a su ministerio, que viven austeramente, que son fieles hasta la muerte en sus promesas sacerdotales, que se multiplican en la caridad hacia los más pobres. ¿Cuántas personas públicas les deben a la Iglesia, y en concreto al cura de su pueblo, la educación y formación que poseen? Muchas instituciones, de las que en la actualidad goza la sociedad (en la educación, en la cultura, en la música, en las obras de caridad), son frutos de la creatividad y la audacia de numerosos pastores. Pero como dice el refrán popular: “¡no hay peores ciegos que aquellos que no quieren ver!”. Además, no hay que olvidar lo que Jesús dijo a sus discípulos: “si el mundo os odia, recordad que primero me odió a mí” (Jn 15,18).
Es verdad, que el sacerdocio es un tesoro y “este tesoro se lleva en vasija de barro” (2Cor 4,7) y que en cualquier momento se puede romper como consecuencia de la fragilidad de la condición humana. Sin embargo, quiso Dios encarnarse en esta “arcilla”, para que se manifieste que la grandeza y la dignidad sacerdotal no viene de los hombres sino que es un don del Señor para la Iglesia y el mundo. Esto es lo que celebramos constantemente cuando en la Eucaristía, celebramos el sacerdocio de Cristo. Esto fue lo que celebramos junto con el Papa Benedicto XVI en su sesenta aniversario de su Ordenación Sacerdotal.
Estamos llamados, como Pueblo de Dios a valorar mejor a nuestros sacerdotes y no caer en la tentación de desestimar su misión. Que los mismos presbíteros vivan de la centralidad espiritual de su triple munus (triple oficio), y que ardan en celo apostólico y brillen por su coherencia de vida. Que los jóvenes católicos no tengan miedo, superen los prejuicios del mundo, y sean generosos para elegir el camino del sacerdocio. Que todos sepamos dar gracias a Dios porque en estos tiempos convulsos, el Señor sigue regalándonos sacerdotes para nuestra Iglesia, pidamos que sean “buenos, santos y sabios”.
Este día 4 de agosto fiesta de San Juan María Vianney, celebramos al Santo patrono de los párrocos y de todos los sacerdotes. Este domingo 7 de Agosto, es la Colecta Diocesana para el “Sacerdote Anciano y Enfermo”, en toda la Arquidiócesis de Durango, en todas las parroquias y en todos los Templos. Con el fin de ayudar y sostener a los sacerdotes en la enfermedad y a los que ya no están activos debido a su avanzada edad. También será de gran ayuda para seguir construyendo nuestra “Casa Sacerdotal”, donde podremos alojar a los sacerdotes que lo necesiten.

Durango, Dgo., 7 de Agosto del 2011.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

Reflexión Dominical Domingo XIX A; 7-VIII-2011 El Dios cercano

Ya hemos visto antes que Dios tiene muchas maneras de manifestarse al hombre, para que el hombre aprenda a conocerlo en todas las cosas. Así lo reconoce en los grandes eventos de la creación y en los fenómenos de la naturaleza; pero no sólo, ahora también vemos que lo reconoce en las cosas simples, sencillas y bondadosas de Dios como el átomo y en la suave brisa en las mejillas de los profetas. Las lecturas presentan dos escenas de una teofanía: Dios, se manifiesta al profeta Elías a la entrada de la caverna del Oreb; sin embargo a los apóstoles y a Pedro se les manifiesta en la persona de Jesús que, como lo dice la primera lectura y el santo Evangelio, domina el mar. Al mismo tiempo, el salmo responsorial, nos muestra cuál es el mensaje contenido en estas dos revelaciones de Dios: “la salvación ya próxima”, expresada en los términos de misericordia, paz, fidelidad y Justicia. Leer más

Reunión Sacerdotal de Provincia

Estimado Sacerdote:

En esta Fiesta de San Juan Ma. Vianney día del Párroco les Felicito y deseo el Señor bendiga su Trabajo Pastoral.
Con estas letras envío programa de actividades que tendremos en Reunión Sacerdotal de Provincia en Mazatlán, Sin.

Cuota de aportación será de acuerdo a la habitación que se desee en el Hotel indicado abajo:
Individual $1,400.00
Doble $700.00 cada uno por dos noches (no estamos exentos de esta cuota) los gastos que realizaremos son los del viaje y cuota habitación.

Adjunto programa, hacer promoción en el decanato y traer la próxima reunión de Pastoral 5 de Septiembre, la lista de los sacerdotes que irán para ver si se renta un autobús.

Agradeciendo su atención quedo de ustedes seguro servidor.

+Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar

La respuesta abundante y gratuita de Dios a la búsqueda humana

Jesús propone a la comunidad de sus discípulos valores que continuamente deben elegirse y discernirse. Cómo elegir los valores del Reino? Esto es difícil para el discípulo. Cómo llegar a tener esos valores supremos que superan toda la capacidad del hombre mismo? La solución viene dada en la presentación del don de Dios al hombre.
La Palabra de Dios nos invita a atender los signos que nos ofrece constantemente Dios y en los que se manifiesta el maravilloso encuentro entre el hombre que aspira a la vida abundante, que busca y desea y, Dios, generoso en su don hacia el hombre, capaz de darse a sí mismo en alimento prodigioso que dura para siempre. San Pablo, expone las dimensiones que tiene una opción radical por los bienes que el Señor nos ha dado en Cristo.
El profeta Isaías se inspiró en algunos personajes que existían en las ciudades de su tiempo, “vendedores” que ofrecían su mercancía. Como profeta anuncia un mensaje extraordinario y aparentemente extraño para el hombre: Dios ofrece clamar la sed humana de vida de modo gratuito y abundante.
Todo hombre está sediento, no solo en el plano físico, también hay sed de lograr las más altas aspiraciones del espíritu humano (verdad, vida, justicia, paz), en la búsqueda de un remedio a esta sed espiritual, muchas veces llega a causarle frustración, porque no lo logra, “malgasto de sus energías y recursos”.
Todos deben “escuchar la Palabra”, ya que el amor de Dios no desconoce las necesidades de la persona o de la comunidad y ofrece solución, porque solo en la Palabra está el inicio de la saciedad del espíritu humano. La Palabra contiene el mensaje de vida, que comunica lo que ningún mensaje podría dar “escuchen y vivirán”. Dios da alimento que va más allá de lo material en sí mismo.
Dios en la persona de su Hijo Jesús, ha llevado su donación, su respuesta al hombre al punto máximo. En la multiplicación de los panes se muestra esta acción de Dios. Este milagro es una respuesta a un hambre, a una búsqueda de la misma gente que siguió a Jesús por tierra desde los pueblos. También tiene una raíz de misericordia, expresada en toda su fuerza en aquella mirada y acción amorosa de Cristo: que “sintió compasión y curó a los enfermos”. La multiplicación de los panes ocurre fuera del recurso humano. Los discípulos no tenían medios para lograr lo que les fue dado “déjalos ir para que se procuren ellos alimento… no tenemos mas que cinco panes y dos peces”. El milagro nos orienta a un don mayor que se hará en el futuro, pues los gestos de Jesús preparan aquellos de la celebración pascual de la cena donde instituirá la Eucaristía, “levantando los ojos al cielo, dio gracias, partió el pan…”.

Durango, Dgo., 31 de Julio del 2011.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

Reflexión dominical Domingo XVIII A; 31-VII-2011 Los males de la humanidad.

Jesús se hallaba a la orilla del lago, en el desierto en sentido estricto, tuvo compasión de la gente que le seguía y curó a muchos enfermos. “Hacia el fin de la tarde, se le acercaron los discípulos y le dijeron. El lugar es desierto, y ya es tarde, despide a la gente para que vaya a los poblados a comprarse de comer. Jesús respondió, no es necesario que vayan, denles ustedes de comer. Le respondieron, solo tenemos cinco panes y dos pescados; les dijo traiganlos. Tomó los cinco peces y los dos pescados, elevó los ojos al cielo pronunció la bendición, partió los panes y los pescados, los dio a los discípulos y los discípulos los distribuyeron a la gente… Todos comieron y se saciaron, como cinco mil, y sobraron doce canastos”. Leer más

Reflexión dominical Domingo ordinario XIII A; 26-VI-2011 Dignidad de Cristo en los humildes

Leeremos en S. Mateo: “quien ama al padre, la madre, o los hijos mas que a mí, no es digno de mi;… quien encuentre su vida la perderá, quien pierda su vida por mi causa la encontrará… quien les recibe a ustedes, me recibe a mí, quien me recibe a mí recibe al que me envió”. El trasfondo de este pasaje es la exigencia proyectada por el ejemplo de Cristo y su disponibilidad hasta el martirio. Siguiendo esos pasos, el apóstol hace presente a Cristo en el mundo, y Cristo hace presente al Padre. Si Cristo es escuchado en su calidad de profeta justo, es decir como hombre de Dios, quien lo acepta no quedará sin recompensa por parte de Dios. El texto presenta a todos los discípulos, particularmente a los humildes, como una ampliación de la dignidad de Cristo. Leer más

Los cuidados paliativos: una forma privilegiada de la caridad desinteresada

La Medicina Paliativa o los Cuidados Paliativos, “son los que mitigan, suavizan o atenúan, son los remedios que se aplican a las enfermedades incurables para mitigar su violencia y aliviar su agudez”, es la alternativa al ¨encarnizamiento terapéutico¨(o ensañamiento, no tiene en cuenta los sufrimientos del moribundo, es el empleo de todos los medios posibles, sean proporcionados o no, para retrasar el advenimiento de la muerte, a pesar de que no haya esperanza alguna de curación).
Exige del médico estar atento al máximo en los adelantos científicos y ser conocedor profundo de las necesidades del moribundo, en favor del tratamiento vital de los enfermos terminales y en contra de la idea de que el tratamiento fútil en los pacientes críticos justificaría la suspensión de las medidas de soporte básico, alimentación por tubo y remedios terapéuticos normales. Los enfermos en estado grave tienen derecho a la vida por privilegio terapéutico, y no por complacencia, sino como un tratamiento paliativo para mitigar los dolores, aliviar el sufrimiento y ayudar a sobrellevar la aflicción extrema de la agonía en el trance de la muerte. Esto lleva a hacer frente a determinados sectores de la sociedad médica que justifican la eutanasia médica con un fraude de ley al considerar que, con el fin de evitar el “encarnizamiento terapéutico”, pueden matar.
Los recientes avances en el tratamiento eficaz del dolor y de la enfermedad terminal han reducido por completo el riesgo de anticipar indebidamente la muerte. La sedación en Medicina Paliativa es éticamente correcta cuando: 1) El fin sea mitigar el sufrimiento; 2) La administración del fármaco no busque la provocación intencionada de la muerte; 3) Cuando se aplique un tratamiento que consiga los mismos efectos principales sin el efecto secundario que sería acelerar la muerte.
Por otro lado, este argumento es uno de los principales que se utilizan hoy en día para promover la legalización de la eutanasia. En la Medicina Moderna aunque se dispone de medios para prolongar la vida de las personas, incluso en situaciones de gravedad, existen grupos de presión social que consideran que únicamente se alarga la agonía del moribundo por unos determinados intereses económicos que son un despojo de recursos sanitarios destinados por derecho a los cuidados paliativos.
Cualquier argumento para justificar la eutanasia no es aceptable porque en él, junto a las equivocadas consideraciones acerca de evitar la ¨obstinación terapéutica¨ (o empecinamiento, es la aplicación de intervenciones quirúrgicas y/o medidas de resucitación u otros procedimientos no habituales a enfermos terminales cuyo fallecimiento por inminente y/o consumado se retarda por todos los medios), con el fin de matar al paciente, existe una gran manipulación de la noción de muerte digna. Aquí subyace la confusión entre la dignidad de la vida y la persona. Porque la dignidad se fundamenta en el hecho esencial de ser humano, todas las personas son dignas de vivir porque son seres humanos. Y el derecho a la vida no hace acepción de personas, sino que está establecido con independencia de su condición, estado de salud, u otra circunstancia personal y social. Es decir, la persona tiene derecho a la vida por la dignidad de ser humano.
Es digno renunciar al ¨empecinamiento terapéutico¨ sin esperanza alguna de curación o mejoría, haciendo lo posible por el paciente crítico y esperando la llegada de la muerte con los menos dolores y sufrimientos posibles. Nada de esto tiene que ver con la eutanasia, porque la provocación de la muerte de un semejante, cualesquiera que sean las motivaciones, es siempre ajena a la noción de dignidad de la persona humana. El valor absoluto de la dignidad humana se fundamenta en el hecho de que su vida es sagrada.
La Medicina Paliativa es una forma civilizada de entender y atender a los pacientes terminales opuesta principalmente a los dos conceptos extremos: distanasia y eutanasia. Es una nueva especialidad de la atención médica al enfermo terminal y a su entorno que contempla el problema de la muerte del hombre desde una perspectiva profundamente humana, reconociendo la dignidad de su persona y el respeto por su vida en el marco del grave sufrimiento físico y psíquico que el fin de la existencia conlleva.
En definitiva, la medicina paliativa es, ni más ni menos, un cambio de mentalidad ante el paciente terminal. Es saber que, cuando ya no se puede curar, aún podemos cuidar, es la consciencia de cuando se debe iniciar ese cambio: si no puedes curar, alivia, y si no puedes aliviar, por lo menos consuela. En ese viejo aforismo se condensa toda la filosofía de los cuidados paliativos y Ortotanasia: la bondad del procedimiento médico y su recto proceder con las personas enfermas en estado crítico.
Afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: “Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados” (n° 2280).

Durango, Dgo., 24 de Julio del 2011.

+ Mons. Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

Email: episcopeo@hotmail.com

Reflexión dominical Domingo XVII; 24-VII-2011 El Reino de Dios

S. Mateo presenta hoy: “el Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo… el que lo encuentra vende cuanto tiene y compra aquel campo… El Reino de los cielos se parece a un comprador de piedras preciosas; encontrando una, vende cuanto tiene y la compra”. Las dos comparaciones profundizan en el tema del Reino como misterio, esto es como un tesoro escondido: vale la pena dejar todo para adquirirlo. Solo entendiendo esta enseñanza se es verdadero discípulo que podrá anunciar el Reino a otros. Leer más