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LA CARIDAD EN LA VERDAD V

11.- A lo largo de la historia, se ha creído que la creación de instituciones basta para garantizar a la humanidad el ejercicio del derecho al desarrollo; como si las instituciones pudieran conseguir el objetivo deseado de manera matemática. Las instituciones no bastan por sí solas, porque el desarrollo humano integral es ante todo vocación, comporta que libre y solidariamente, se asuman responsabilidades por parte de todos.
Este desarrollo exige además una visión trascendente de la persona, necesita a Dios. Sin Él, o se niega el desarrollo, o se le deja únicamente en manos del hombre, que cede a la pretensión de la autosalvación y termina por promover un desarrollo deshumanizado.
Sólo el encuentro con Dios permite no “ver siempre en el prójimo solamente al otro, sino reconocer en él la imagen divina, llegando así a descubrir verdaderamente al otro y a madurar un amor que es ocuparse y preocuparse por el otro.
12.- No hay dos tipos de doctrina social, una preconciliar y otra postconciliar, diferentes entre sí, sino una única enseñanza coherente y al mismo tiempo siempre nuevo. Ante las características de cada Encíclica o de cada Papa, no perder de vista la coherencia de todo el conjunto doctrinal.
Pues la doctrina social de la Iglesia está construida sobre el fundamento transmitido por los Apóstoles a los Padres de la Iglesia, acogido y profundizado por los grandes Doctores cristianos.
Esta enseñanza se remite al nuevo Adán y al Espíritu que da vida, y que es principio de la caridad que no pasa nunca. Ha sido atestiguada por los Santos y por cuantos han dado la vida por Cristo en el campo de la justicia y de la paz. En ella se expresa la tarea profética de los Papas de guiar la Iglesia y de discernir las exigencias de la evangelización.
13.- Su enseñanza es de gran relevancia: la importancia imprescindible del Evangelio para la construcción de la sociedad en libertad y justicia, en la perspectiva ideal a histórica de una civilización animada por el amor. Entendió claramente que la cuestión social se había hecho mundial. Captó la relación entre el impulso hacia la unificación de la humanidad y el ideal cristiano de una única familia de los pueblos, solidaria en la común hermandad. Indicó en el desarrollo, humana y cristianamente entendido, el corazón del mensaje social cristiano y propuso la caridad cristiana como fuerza principal al servicio del desarrollo.
14.- En la Carta Octogesima Adveniens, Pablo VI trató el sentido de la política y el peligro que representan las visiones utópicas e ideológicas que comprometan su cualidad ética y humana. Lamentablemente, las ideologías negativas surgen siempre. Pablo VI puso en guardia sobre la tecnología tecnocrática, consciente del riesgo de confiar todo el éxito del desarrollo a la técnica.
16.- En la Populorum Progressio, Pablo VI dice ante todo, que el progreso en su fuente y en su esencia, es una vocación. Esto es lo que legitima la intervención de la Iglesia en la problemática del desarrollo. Si el desarrollo afectara sólo a los aspectos técnicos de la vida del hombre, y no al sentido de su caminar en la historia junto con sus otros hermanos, ni el descubrimiento de la meta de este camino, la Iglesia no tendría porqué hablar de el. La Iglesia siempre ha entendido que es deber propio de su ministerio proyectar la luz del Evangelio sobre las cuestiones sociales de los tiempos.
Durango, Dgo. 16 de agosto del 2009. Héctor González Martínez
Arz.de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD IV

Estamos todavía en la Introducción de la Encíclica de Benedicto XVI. El Sumo Pontífice expone su enseñanza en armonía y en dinamismo con la gran Tradición de la enseñanza social de la Iglesia, particularmente del Concilio Vaticano II y de Pablo VI.
La Encíclica Populorum Progressio de Pablo VI de 1967, recién terminado el Concilio Vaticano II, ilumina el desarrollo de los pueblos con el esplendor de la verdad y la luz de la caridad de Cristo. Afirma que el anuncio de Cristo es el primero y principal factor de desarrollo y deja la consigna de caminar por la vía del desarrollo con el ardor de la caridad y la sabiduría de la verdad. El amor de Dios, es lo que abre nuestra vida al don y hace posible esperar en su desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres. En el tránsito de condiciones menos humanas a condiciones más humanas.
A más de cuarenta años de la Encíclica Populorum Progressio, y habiendo otras Encíclicas publicadas, Benedicto XVI hace honor a Pablo VI, considerando a Populorum Progressio como la Rerum Novarum de la época contemporánea que ilumina los tiempos.
El amor en la verdad es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalización. El riesgo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano. Solo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador.
El compartir los bienes y recursos, de lo que proviene el auténtico desarrollo, no se asegura sólo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia, sino con la fuerza del amor que vence el mal con el bien y abre la conciencia del ser humano a relaciones reciprocas de libertad y de responsabilidad.
La publicación de Populorum Progressio fue poco después de la conclusión del Concilio Vaticano II; la misma Encíclica lo resalta en los primeros párrafos. También Juan Pablo II lo resalta en Sollicitudo Rei Socialis. Igualmente Benedicto XVI resalta la importancia del Concilio para todo el magisterio posterior. El Concilio profundizó en lo que pertenece desde siempre a la verdad de la fe, es decir, que la Iglesia, estando al servicio de Dios, está al servicio del mundo en términos de amor y verdad.
Pablo VI, parte de aquí para decirnos, primero: “que toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre. Segundo nos dijo: que el auténtico desarrollo del hombre, concierne de manera unitaria a la totalidad de toda la persona en todas sus dimensiones. Sin la perspectiva de una vida eterna, el progreso humano en este mundo se queda sin aliento. Encerrado dentro de la historia, queda expuesto al riesgo de reducirse sólo al riesgo del tener; así la humanidad pierde la valentía de estar disponible para los bienes más altos, para las iniciativas grandes y desinteresadas que la caridad universal exige.
La doctrina social de la Iglesia ilumina con una luz que no cambia los problemas siempre nuevos que van surgiendo. La doctrina social está construida sobre el fundamento transmitido por los Apóstoles a los Padres de la Iglesia, acogido y profundizado después por los grandes Doctores cristianos.
Por todo esto, con la Populorum Progressio insertada en la gran corriente de la Tradición, puede Benedicto XVI hablarnos todavía hoy a nosotros.
Durango, Dgo. 9 de agosto del 2009. Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD III

6.- La caridad en la verdad es el principio rector de la Doctrina Social de la Iglesia y por tanto de la Pastoral Social de la Iglesia, sustentada en la acción moral de la persona. Recordemos particularmente la justicia y el bien común, como criterios orientadores de la acción moral.
Primero, la justicia. Donde hay sociedad, ahí hay derecho; pues toda sociedad se apoya en su propio sistema de justicia. Pero, la caridad va más allá de la justicia, da al otro lo que es suyo lo que le corresponde por su ser y su obrar. No puedo dar al otro de lo mío, sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde. La justicia es la primera vía de la caridad, parte integrante del “amor con obras y según la verdad” (1 Jn. 13, 18).
Por un lado la caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y de los pueblos; se ocupa de la construcción de la sociedad según el derecho y la justicia. Por otro lado, la caridad supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de la entrega y del perdón; la sociedad no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes, sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de perdón.
7.- En este número no hay que perder de vista la construcción de la sociedad desde la conciencia personal, desde la familia, desde los grupos intermedios, en el marco de una democracia participativa. Hay que tener en gran consideración, el bien común. Amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por el. Junto al bien individual, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: el bien común. Es el bien común de todos nosotros, formado por individuos familias y grupos que se unen en comunidad social.
Es un bien que se busca no por sí mismo, sino por las personas que forman parte de la comunidad social, y que sólo en ella pueden conseguir realmente su bien y de modo eficaz,
Desear al bien común y esforzarse por el, es exigencia de justicia y caridad. Trabajar por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar por el otro, ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así como pólis, como ciudad.
Se ama al prójimo, tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales.
Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis. Podríamos decir que esta es la vida institucional y política de la caridad, no menos cualificada e incisiva que la caridad que encuentra directamente al prójimo fuera de las mediaciones institucionales de la polis.
9.- El amor a la verdad es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalización. El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia
y la inteligencia. Sólo con la caridad iluminada por la razón y la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador.
La Iglesia no tiene soluciones técnicas, ni pretende mezclarse en la política de los Estados. Tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. La Iglesia busca la verdad, la anuncia incansablemente y la reconoce ahí donde se manifieste.

Durango, Dgo. 2 de agosto del 2009

Héctor González Martínez
Arz. de Durango

LA CARIDAD EN LA VERDAD

El domingo 12 de este mes, iluminé el abstencionismo electoral del día 5, con algunas referencias a la tercera Encíclica de Benedicto XVI, “La Caridad en la Verdad”. Por primera vez, desde que empecé esta columna, el domingo pasado, 19 de este mes, no publiqué nada por no haber logrado escribir la página.
Hoy, retomo la pluma para continuar haciendo un esfuerzo de simplificar la Encíclica de Benedicto XVI, en sus números 3-5, aplicada a las realidades sociales.
Considerando que “la caridad es la vida maestra de la doctrina social de la Iglesia” admitamos que hay una estrecha relación entre la verdad y la caridad, reconociendo a esta “como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, incluso de carácter público”; por tanto, también de orden político y democrático.
Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente, “porque la verdad es luz que da sentido y valor a la caridad”; por tanto sólo lo verdadero da sustento a lo bueno y santo. Pues “sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo… que se rellena arbitrariamente… riesgo fatal en una cultura sin verdad: presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos”.
“En la verdad, la caridad refleja la dimensión personal y al mismo tiempo pública de la fe en el Dios bíblico, que es a la vez: Caridad y Verdad, Amor y Palabra.” Llena de verdad, la caridad puede ser comprendida, compartida y comunicada en toda su riqueza de valores, creando diálogos, comunicación y comunión.
“La verdad, rescatando a los hombres de las opiniones y de las sensaciones subjetivas, les permite llegar más allá de las determinaciones culturales e históricas y apreciar el valor y la sustancia de las cosas”.
La verdad abre y une el intelecto de los seres humanos en la palabra del amor: este es el anuncio y el testimonio cristiano de la caridad. En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del Cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano e integral.
“Un Cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales”. “La caridad es amor recibido y ofrecido. Es gracia. Su origen es el amor que brota del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo. Es amor que desde el Hijo desciende sobre nosotros. Es amor creador, por el que nosotros somos; es amor redentor, por el cual somos recreados. Es el Amor revelado, puesto en práctica por Cristo y derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Los hombres, destinatarios del amor de Dios, se convierten en sujetos de caridad, llamados a hacerse ello mismos instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios y para tejer redes de caridad”.
“La doctrina social de la Iglesia responde a esta dinámica de caridad recibida y ofrecida. Es caridad en la verdad en asuntos sociales; anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad”.
Vamos entendiendo la caridad que es camino de la doctrina social de la Iglesia.
Durango, Dgo. 26 de julio del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

ABSTENCIONISMO

Según información del IFE, los datos de la elección del domingo pasado, a nivel estatal fueron: de 42.13 % de participación ciudadana y de 57.87 % de abstención. También según información de la misma fuente, los datos preliminares a nivel nacional son: de 44.68 % de participación ciudadana y de 55.32% de abstención.
Es difícil entender los motivos de los abstencionistas para no votar; es igualmente difícil entender porqué el interés de los partidos se limita al voto duro.
Una explicación puede ser el bajo nivel cultural de tipo cívico; decir ciudad, ciudadano o cívico, hace referencia al interés de la persona por los asuntos de la ciudad o de la sociedad; un buen nivel cultural de la ciudadanía incluye atención, interés y responsabilidad por la buena marcha de la sociedad en sus distintos niveles; pensemos en culturas antiguas como la griega o la romana. En México, la cultura ciudadana es aún de mirada corta o miope, centrada más en alcanzar la satisfacción de intereses parciales o egoístas.
Es más difícil de comprender desde la perspectiva del Cristianismo, porque un alto porcentaje de bautizados se comporta pasiva, apática y abúlicamente en materia electoral. Quizá sea porque considera el Bautismo y el Cristianismo sólo como ritos a cumplir sin compromiso posterior. El bautizado no se siente responsable del gobierno del mundo; sólo espera que los mecanismos cósmicos funcionen mecánicamente bien a su favor.
El Cristianismo se sostiene básicamente en la fe, la esperanza y la caridad, virtudes que campean en las tres grandes Encíclicas de Benedicto XVI. De la tercera, “La Caridad en el Verdad”, tomaré unos pocos renglones para iluminar el compromiso social cristiano.
La caridad, revestida de verdad, muerte y resurrección “es la fuerza principal impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad, es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia y de la pastoral social” (1); y la actividad política es parte de estas
El amor de caridad, “es una fuerza extraordinaria que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta” (1); y quienes poseen este amor de caridad, son capaces de generosidad y sinceridad grandes por el bien común.
Así pues, para que la actividad política sea auténtica ha de ir revestida de amor de caridad, de verdad, de muerte y resurrección. Y estamos entendiendo por actividad política, toda buena acción humana, conscientemente puesta a favor de los demás, a favor de la “polis” esto es a favor de la ciudad como lugar donde habitamos muchos. Autentica actividad política o amor de caridad social, “donde cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente; en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad, y aceptando esta verdad, se hace libre. Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción, y testimoniarla en la vida con formas exigentes e insustituibles de caridad” (1).
“La caridad da verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo; sino también de las macro-relaciones sociales, económicas y políticas” (2).
En fin: “la caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia” (2).

Durango, Dgo. 12 de julio del 2009.

Héctor González Martínez
Arz. de Durango.

SACUDAMOS LA PASIVIDAD Y LA PEREZA ESPIRITUAL

Quienes nos consideramos católicos, recibimos los Sacramentos de Bautismo, Confirmación y Eucaristía, o lo que es lo mismo nos iniciamos como cristianos recibiendo tres Sacramento a los que llamamos Sacramentos de la Iniciación Cristiana.
Pero estos Sacramentos de Iniciación Cristiana, no son Sacramentos para fingir o aparentar, sino para hacer cristianos de una pieza, hechos y derechos en convicciones y en coherencia de vida.
La coherencia de vida significa que la creencia y las acciones cristianas se corresponden, de manera que lo que se acepta por la fe se avale con los hechos de la vida práctica. Cuando falla esta correspondencia, estamos hablando de incoherencia.
Esto se aplica de modo general, a toda la vida personal, pública y privada; familiar, religiosa y social. Abarcando el ámbito social, se entiende que comprende la vida civil, lo económico, la actividad política, lo jurídico y lo cultural. Para que hablemos de coherencia, es necesario que todos esos ámbitos sean iluminados y hasta empapados por la vida de fe y por la vida sobrenatural del creyente.
Por tanto, el que acepte los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, ha de actuar coherentemente; es decir, busque proyectar su fe a los ámbitos sociales, de manera que estos manifiesten que el Reino de Dios está latente en el mundo.
Una manera práctica de cumplir a conciencia con los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, es participando políticamente y acudiendo a sufragar en las urnas electorales. Tenemos el deber de contribuir con nuestros votos al bien común de la sociedad, conforme a una conciencia bien informada y bien formada.
Es esto un deber de conciencia y de coherencia con la fe, deber de elegir a los mejores prospectos para dirigir la sociedad civil.
Votar es participar democráticamente al desarrollo político del país.; es cumplir con tu conciencia, con la sociedad y con tu religión. No votar es dejar que unos pocos gobiernen por los muchos; es frenar el desarrollo democrático de la sociedad y del país; abstenerse es un pecado social grave.
Claramente digamos lo mismo, de las variantes hoy en voga, como votar en blanco o anular tu boleta.
Exhorto vehementemente a quienes han sido hechos cristianos por los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, a ser coherentes con su condición de cristianos, cumpliendo el sagrado deber de poner en acto su fe acudiendo religiosamente hoy domingo a las urnas, acudiendo alegre y fervorosamente a cumplir un sagrado deber.
De lo contrario, quienes injustificadamente se abstengan, no tienen derecho a ostentarse como miembros respetables de la Iglesia Católica; serán: católicos pasivos, mediocres o sancochados.
Que la jornada cívica de hoy, nos encuentre de pie como ciudadanos y como fieles católicos. Que sacudamos la molicie y la pereza espiritual y que entre todos, superemos el abstencionismo y otros vicios del pasado. Que entre todos empujemos el proceso democrático de Durango y de México.
Invoco fervorosamente a la Santísima Virgen de Guadalupe, fundadora de la Nación y primera Evangelizadora de México: que esté junto a nosotros en esta jornada electoral.

Durango, Dgo. 5 de julio del 2009.

Héctor González Martínez
Arz. de Durango

AÑO SACERDOTAL

El año pasado, el Santo Padre Benedicto XVI convocó a un Año Paulino en ocasión de los 2000 años al nacimiento de S. Pablo, año que termina el día de mañana.
Antes de terminar esa conmemoración bimilenaria, el día 19 de este mes, fiesta del Sagrado Corazón, el Santo Padre ha inaugurado un Año Sacerdotal en ocasión de 150 años de la muerte del Santo Cura de Ars, patrón de los Párrocos, año que concluirá en la misma solemnidad del 2010. La Congregación para el Clero, ha abierto una pagina web, www.annussacerdotalis.org en español, inglés, italiano, francés, alemán y portugués, dedicada al Año Sacerdotal para acompañar la vida de los sacerdotes, de manera particular en este año.
Buena ocurrencia ha sido hacer coincidir el comienzo del Año Sacerdotal con la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en este año, y que la reliquia del corazón del Santo Cura de Ars visite varios países, corazón que estuvo inflamado de amor divino y que se conmovía ante la dignidad del sacerdote.
“Este año desea contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo” (Homilía de Benedicto XVI).
El P. Juan Bautista Ma. Vianney llegó a Ars, pequeña aldea de 230 habitantes advertido por el Obispo: “no hay mucho amor de Dios en este aldea, usted lo pondrá”. Esta realidad le hizo exclamar al comienzo de su ministerio: “Dios mío, concédeme la conversión de mi parroquia; acepto sufrir todo lo que quieras durante toda mi vida”. El Santo Cura de Ars se dedicó entera y arduamente a convertir a su parroquia, insistiendo sobre todo en la formación cristiana de su gente.
Hagamos todos oración para que pastores y fieles aprendamos el método pastoral del Santo Cura de Ars: total identificación con el propio ministerio, humilde y paciente tarea de armonizar su vida con la santidad de su ministerio, viviendo materialmente en su Iglesia parroquial, visitar sistemáticamente a los enfermos y a las familias, organizaba misiones y fiestas patronales, buena administración del dinero para obras de caridad y para las misiones, dotaba a su parroquia de ornamentos, se ocupaba de niños huérfanos, se interesaba por la educación de los niños e invitaba a los laicos a colaborar con él.
El Santo Cura de Ars, evangelizaba ante todo con el testimonio de su vida, especialmente cuando sus parroquianos lo veían celebrar la Eucaristía: “la causa de la relajación del sacerdote, es que descuida la Misa. Dios mío, ¡qué pena el sacerdote que celebra como si estuviera haciendo algo ordinario”. Educando sobre la oración: “no hay necesidad de hablar mucho para orar bien… Sabemos que Jesús está en el sagrario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia; esta es la mejor oración”.
Acerca del confesionario, en Santo Cura de Ars decía: “no es el pecador el que vuelve a Dios para pedirle perdón, sino Dios mismo quien va tras el pecador y lo hace volver a Él”. Un biógrafo afirma: “la gracia que conseguía para que los pecadores se convirtieran era tan abundante, que salía en su búsqueda sin dejarles un momento de tregua”. Se comenta que Ars se convirtió en “el gran hospital de las almas”.
Estos cuantos rasgos son una seria y fuerte edificación. Cuán lejos estamos de esta vida ejemplar. Esforcémonos por asemejarnos siquiera un poco.
Durango, Dgo. 28 de junio del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

DEL SALTO A PEÑÓN BLANCO

El lunes pasado por la tarde y el martes por la mañana, la pasé en El Salto en reunión de la Provincia Eclesiástica de Durango y del martes por la tarde al jueves la pasé de Visita Pastoral a la Parroquia de Peñón Blanco
Provincia Eclesiástica es la agrupación de varias Diócesis bajo la presidencia de una Arquidiócesis. Es una organización eclesial casi bimilenaria; actualmente en México hay dieciocho Provincias. Se ha actualizado la organización de las Provincias, con el objetivo de buscar que se adapten más a las necesidades y respondan mejor a los desafíos pastorales. Las Provincias han de buscar adaptarse al análisis y a la programación pastoral.
En nuestro caso la Arquidiócesis de Durango encabeza la Provincia Eclesiástica del mismo nombre e integrada por las Diócesis de Torreón, Mazatlán y Gómez Palacio, así como por la Prelatura de El Salto. Tenemos reuniones a lo largo del año, una cada vez en cada una de las cinco Diócesis. Al presente tenemos compromisos pastorales sobre Evangelización, Catequesis, Liturgia, Pastoral Social, Vocaciones, Formación continuada del Clero, familia, juventud y laicos
No nos da el tiempo para organizar cuanto se necesita; los recursos humanos y económicos son insuficientes. Pero vamos mejorando en organización.
Del martes por la tarde al jueves por la noche, la pasé de Visita Pastoral a la Parroquia de Peñón Blanco, una Parroquia de 15 poblados filiales, 7 de ellos de población decreciente, tendiendo a desaparecer a causa de la pobreza, la migración y la violencia.
El temor campeaba por esos rumbos hace un tiempo, debido al narcotráfico, la inseguridad, la violencia y las extorsiones telefónicas. Cuando el martirio de Mons. José Soledad Torres Castañeda, también sonó Peñón Blanco como escondite de malhechores.. En octubre del 2007 fue famoso el hallazgo de un invernadero de marihuana. Ahora el ambiente viene cambiando;
De las comunidades más grandes y apostólicas que visité: S. Pablo, Yerbaniz, Cerro Santiago y J. Agustín Castro, en todos adornaron profusamente y salieron a recibirme a pié, en vehículos, a caballo en medio de un fuerte sol.
En general, me llamaron la atención el entusiasmo y el fervor de la gente, tanto de la cabecera parroquial como de los pueblos; parecería que el carácter y el entusiasmo del Párroco contagian.
La plaza principal ha sido despojada de sus árboles, puestos de comida; pero la van remodelando dejándole una bella vista; cuando la terminen todos se alegrarán.
El balneario sigue siendo muy visitado domingo a domingo, en julio y en Semana Santa.
La evangelización, sobre todo en torno a la Misión, tiene regular aceptación; hay grupitos pequeños en unas partes o en otras; pero va creciendo. Ojalá que la Visita Pastoral
sirva de fermento; en la planeación de los Obispos, esto era un objetivo principal.
La cabecera parroquial es un pueblo que está transformando su fisonomía; pueblo hacendoso, productivo y transformador de los recursos naturales como la nuez, el membrillo, las conservas, la miel, la calabaza, el sotol; de los que extraen variedad de productos en venta al público y a los visitantes.
Saben desprenderse con generosidad para agasajar a los visitantes; lo mismo del fruto de su trabajo saben compartir con propios y extraños.
Dios bendiga a Peñón Blanco, que desarrolle, crezca y florezca.
Durango, Dgo. 21 de junio del 2009.
Héctor González Martínez
Arz. de Durango

CXVI PEREGRINACIÓN

Este viernes 12 de junio, correspondió a la Arquidiócesis de Durango y a la Diócesis de Gómez Palacio, la CXVI Peregrinación a la Basílica de Guadalupe
Presenté la Diócesis de Gómez Palacio y su Obispo con estas palabras: “al visitarte en años anteriores, te encomendábamos el proyecto de la Diócesis de Gómez Palacio; hoy traemos la fresca, fragante y hermosa rosa recién florecida de la Diócesis de Gómez Palacio, Dgo. Tan fresca y tan fragante como rosa fresca en la mañana del 12 de diciembre del 1531. Ella es fruto de tu amor por tus hijos; es fruto de nuestras insistentes plegarias aquí ante tu bendita Imagen”.
En nombre de presentes y ausentes, saludé a Santa María de Guadalupe con esta plegaria: “¡Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; Vida, dulzura y esperanza nuestra: ¡Dios te Salve! A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas!”
Prediqué iluminando la Eucaristía con el texto de la primera lectura de 2Cor 4,7-15 “nosotros llevamos un tesoro en vasos de arcilla para que aparezca que el poder extraordinario viene de Dios y no de nosotros… y llevamos siempre en nuestro cuerpo la muerte de Jesús para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”. Luego el Evangelio de Mateo 5, 27-32: habéis oído que se os dijo, no cometerás adulterio; pero yo les digo: quien mire a una mujer, deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”.
Comenté a la Virgen síntomas positivos que disfrutamos: los dones de nuestra Iniciación Cristiana, el formar parte del resto fiel, el Encuentro Mundial de las Familias y la IV Etapa de nuestra Misión como Año de la Familia, el Jubileo por los 2000 del nacimiento de S. Pablo, la Visita Pastoral que los Obispos realizamos Parroquia por Parroquia, el ya inmediato Jubileo sacerdotal por los 150 años de la muerte de S. Juan Ma. Vianney, el Santo Cura de Ars, patrón de los Párrocos.
De carencias, resalté a la Virgen el aspecto político reacio a votar, la pobreza del campo y las rogativas. Como carencia notable comenté a la Virgen la apostasía silenciosa de muchos católicos que gustan de algunas prácticas elementales, pero sin vivencia testimonial: silenciosamente se van apartado de la práctica religiosa.
Enfaticé el Relativismo, el reduccionismo, el secularismo, la inseguridad la violencia y la extorsión por todo el país; pero especialmente en Durango: la lucha por el control del narcotráfico: refinados métodos para asesinar inocentes e indefensas criaturas en el seno de sus madres, refinados métodos para asesinar en la lucha por el control del cultivo, la comercialización y la distribución de los estupefacientes.
Ante los síntomas positivos y las carencias, destaqué el sentido de la esperanza cristiana, en la que podemos confiar para salir adelante aquí abajo y para alcanzar la bienaventuranza eterna. Los bautizados no cesamos de anunciar al mundo la esperanza, tomando como base la predicación del Evangelio de Jesucristo, que es nuestra esperanza.
Terminamos meditando en nuestra peregrinar con María. La vida del cristiano es una peregrinación, especialmente en algunos momentos; la Iglesia es pueblo peregrino, que camina sostenida por la Eucaristía hasta la Patria celestial.
Santa María de Guadalupe: míranos con compasión, no nos desampares Madre nuestra: nos quedas tú y la virtud de la esperanza.
Durango, Dgo. 14 de junio del 2009. Héctor González Martínez
Arz. de Durango

CXVI PEREGRINACIÓN A LA BASÍLICA

El próximo viernes, día 12 de junio, toca a nuestra Arquidiócesis de Durango peregrinar a la Basílica del Tepeyac para postrarse a los pies de la Sma. Virgen de Guadalupe.
La saludaré en nombre de todos con las palabras que conocemos: “Dios te salve Reina y Madre de misericordia; vida dulzura y esperanza nuestra: ¡Dios te salve!; a Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”.
Es una plegaria muy atinada para saludar a la Guadalupana, porque ella misma así se reconoció en los diálogos con Juan Diego aquellos días 9-12 de diciembre de 1531: “Porque yo en verdad, soy vuestra madre compasiva, tuya y de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno… porque ahí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores” (NM 29-30, 32).
Y efectivamente, por todas partes nos sentimos acosados, por plagas variadas, como lo expresamos en las renuncias de las Vísperas de Pentecostés:
Efectivamente en Pentecostés manifestamos nuestro deseo de abrirnos a un proceso de conversión, comunión y solidaridad y lo manifestaremos de nuevo el día 12 de este mes, en la Basílica de Guadalupe:
Renunciamos a participar de las injusticias de un sistema insolidario, en la que muchas veces se colabora consciente o inconscientemente hiriendo a los más pobres y débiles, sabiendo que están llamados a ser instrumentos de paz y de justicia.
Renunciamos a ser promotores o participes de la violencia en todas sus manifestaciones, sabiendo que esto contribuye a la destrucción de la vida familiar, física y emocional de personas y comunidades, sobre todo entre los jóvenes.
Renunciamos a la ignorancia religiosa, que es consecuencia del olvido de la savia religiosa contenida en la doctrina de la Iglesia, desconociendo el auténtico rostro de Dios Padre, ya que la ignorancia tiene mucho que ver con la mediocridad de nuestra vida cristiana.
Renunciamos a la apatía cívica y religiosa, al conformismo que impiden transformarnos en una Nación más santa, más cristiana, más humana, y más responsables de nuestro propio destino.
Renunciamos a la cultura de la muerte promovida por una visión social que se empeña en actitudes, comportamientos, instituciones y leyes que la favorecen y la perdiendo así, el sentido de la sacralidad e intangibilidad de la vida humana, de la conciencia social en la que ya no se cree en el valor inviolable de la vida.
Renunciamos al relativismo doctrinal, al reduccionismo ético y al pragmatismo que intentan interpretar la religión como reflejo imperfecto de la actividad complaciente y hasta sensual del hombre.
Invito y convoco a todos los fieles creyentes a saludar a Santa Ma. De Guadalupe en su casita del Tepeyac y a invocarla en tantas necesidades.
Durango, Dgo. 7 de junio del 2009
Héctor González Martínez
Arz. de Durango