LA CARIDAD EN LA VERDAD XI
31-33.- La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) puede desempeñar una función extraordinaria en lo que se refiere la búsqueda de una interdisciplinariedad de las distintas ciencias, la fe, la teología, la metafísica, y colaborar eficazmente al desarrollo humano integral. Una de las causas del subdesarrollo es una falta de sabiduría, de reflexión, de pensamiento capaz de elaborar una síntesis orientadora y requiere una clara visión de todos los aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales, la DSI puede ejercer esta dimensión sapiencial. Cuando no hay diálogo, apertura entre las ciencias y la fe, dañan el desarrollo del saber y también el desarrollo de los pueblos. Ampliar nuestro concepto de razón y de su uso, para conseguir ponderar todos los términos de la cuestión del desarrollo y de la solución a los problemas socioeconómicos.
Las grandes novedades que hoy plantea el desarrollo de los pueblos exigen nuevas soluciones. Éstas deberán buscarse en el respeto de las leyes propias de cada cosa y a la luz de una visión integral de la persona humana. La justicia y la dignidad de la persona humana exigen detener las desigualdades y buscar como prioridad el acceso al trabajo por parte de todos. Cuando aumentan las desigualdades, es decir la pobreza relativa, se erosiona la cohesión social y tiene un impacto económico negativo, ya que se desgasta el capital social, es decir, las relaciones de confianza, fiabilidad y respeto de las normas, indispensables en toda convivencia civil.
Hay que recordar que rebajar la cultura a la dimensión tecnológica, a la larga obstaculiza el enriquecimiento y las dinámicas de colaboración. Se debe valorar las consecuencias que tienen sobre las personas las tendencias hacia una economía de corto plazo. Esto exige una nueva y más profunda reflexión sobre el sentido de la economía y sus fines. Hay que revisar el modelo de desarrollo, para corregir, sus disfunciones y desviaciones. Esto lo exige el estado de salud ecológica del planeta, lo requiere la crisis cultural y moral del hombre.
La crisis económico-financiera que se está produciendo ha revelado que el argumento de fondo de la Populorum Progressio siga siendo un problema actual y más profundo. Es cierto que ha habido crecimiento económico en algunas zonas del planeta, pero en otras partes sigue habiendo miseria. Algunas causas de esta problemática Pablo VI ya las habías señalado: altos aranceles aduaneros que impedían a los productos de los países pobres llegar a los mercados de los ricos; la valoración del proceso de descolonización que ha tenido un camino difícil, ya que han aparecido nuevas formas de colonialismo y dependencia en los países poderosos, y graves irresponsabilidades internas en los países que se han independizado.
La novedad principal ha sido el estallido de la interdependencia planetaria: globalización, que parcialmente Pablo VI ya lo había previsto. Ha sido sorprendente el alcance y su auge; surgió en los países económicamente desarrollados y ha implicado, por su naturaleza, a todas las economías; ha sido el motor principal para que regiones enteras superaran el subdesarrollo, ha sido una gran oportunidad. Pero sin la guía de la caridad en la verdad, este impulso planetario puede contribuir a crear riesgos de daños hasta ahora desconocidos y nuevas divisiones en la familia humana. La caridad en la verdad nos plantea un compromiso inédito y creativo: se trata de ensanchar la razón y hacerla capaz de conocer y orientar estas nuevas e imponentes dinámicas animándolas en la perspectiva de la civilización del amor, de la cual Dios ha puesto la semilla en cada pueblo y en cada cultura
Así terminamos el capítulo segundo que partió del análisis de la Populorum Progressio sobre la realidad del desarrollo humano, reconociendo la realidad actual y los retos y perspectivas que implica en nuestro tiempo el desarrollo humano desde la “caridad en la verdad”.
Durango, Dgo. 27 de septiembre del 2009. + Héctor González Martínez
Arz. de Durango
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