¿En Durango, se vive una auténtica democracia?

La democracia en nuestro Estado, es apenas incipiente, lo que señala el Mensaje de la Arquidiócesis de Durango, nos revela algunos datos de la poca participación y de la poca cultura democrática que vivimos. El campo de la democracia es muy amplio y no se reduce a la sola participación de unos comicios electorales. En el episcopeo del 25 de abril, cité la Encíclica “Centesimus annus” (num. 46), en donde se encuentra una exposición clara y explícita de lo que es la democracia: “La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica…Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana…”
Es oportuno que tengamos claro, cuales son los elementos que contiene un sistema democrático, porque es a donde nos debemos dirigir como sociedad, es de lo que deben hablar y exponer en sus propuestas de gobierno los candidatos y hacia donde nos deben conducir quienes sean elegidos. En una democracia los gobernados deben tener asegurada su participación política (1), es decir debe garantizar la organización de la elección de sus gobernantes a través del voto secreto y libre; pero también la participación de los gobernados en la actuación de quienes ejercen el poder (2) para “controlar” a quienes no cumplan como autoridades, una especie de auditoría ciudadana en la que se le de seguimiento a quienes gobiernan. “El acceso a la información y la liberalización de los medios masivos de comunicación, permiten que la ciudadanía se informe de los errores, excesos, abusos, atropellos, irregularidades y hasta delitos cometidos por sus gobernantes, pero no existe forma de sancionarlos, lo que provoca sentimientos de decepción y frustración. La difusión pública de los escándalos y la ausencia de vías para sancionar a los malos gobernantes, acrecienta la percepción de impunidad, una de las grandes debilidades del Estado mexicano (Conferencia del Episcopado Mexicano. No hay democracia verdadera y estable sin participación ciudadana y justicia social, num. 14).
Otro elemento importante es el Estado de derecho (3) en el que debe estar cimentada la democracia; esto es, que exista una real procuración, impartición y ejecución de la justicia. Si no existe esto, tendrá como efecto la impunidad y las deficiencias en la administración de la justicia, que lleva a incapacidad, irresponsabilidad, corrupción social y hasta infiltración de la delincuencia organizada en las instituciones del Estado, que genera violencia e inseguridad como desde hace años, lo estamos viviendo. Otro pilar de la democracia es una recta concepción de la persona humana (4), y requiere de condiciones, estructuras que garanticen la promoción de las personas, entre otras la educación, la formación de los verdaderos ideales, etc.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, afirma: “Una auténtica democracia no es sólo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del «bien común» como fin y criterio regulador de la vida política. Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad (num. 407). Tendremos que ser exigentes con los candidatos respecto a estos valores, de si están dispuestos a asumirlos o no. Por eso no solo hay que elegirlos, sino también vigilarlos, es en base a ello como se podrá establecer una vivencia de la democracia.
El Mensaje señala en cuanto a: “El ejercicio de la democracia, fundamentalmente, es un «ordenamiento» y, como tal, un instrumento y no un fin. Su carácter «moral» no es automático, sino que depende de su conformidad con la ley moral a la que, como cualquier otro comportamiento humano debe someterse; esto es, depende de la moralidad de los fines que persigue y de los medios de que se sirve…. Nos encontramos ante una realidad plural, muy desafiante, que tiene distintos orígenes y que nos presentan las variadas actitudes y comportamientos frente a los procesos democráticos, concretamente a las elecciones, que son sólo una de las varias expresiones democráticas…. sin embargo es necesario que se promueva una democracia participativa, basada en la promoción y respeto de los derechos humanos, pues una democracia sin valores, como los mencionados, se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo” (num. 3).
Para los católicos el camino para tomar una decisión y elegir a nuestros gobernantes está claro. Hay que ver a quien de los candidatos realmente le interesa la democracia, quién habla de los derechos de las personas, a quien le interesa la dignidad de los más pobres, de los que no tienen trabajo, de la corrupción en las esferas de gobierno, de la impunidad, de los que han sufrido la violencia e inseguridad, especialmente de esto último nuestro pueblo quiere propuestas y respuestas concretas.

Durango, Dgo., 9 de Mayo del 2010.

+ Enrique Sánchez Martínez
Ob. Aux. de Durango
email:episcopeo@hotmail.com

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