47 ANIVERSARIO DE ORDENACION SACERDOTAL

Durango, Dgo., 1 de diciembre de 2010. En un día como hoy pero del año de 1963, el Exmo. Señor Arzobispo de la Arquidiócesis de Durango, Don Héctor González Martínez, fue ordenado Sacerdote en la ciudad de Roma, Italia. A la fecha, han transcurrido 47 años en los que este Pastor tan querido por la feligresía de la Arquidiócesis ha brindado durante este tiempo de consagración fiel, un testimonio de su vocación como buen pastor, construyendo el Reino de Dios en los diversos ministerios de servicio que generosamente y de manera sabia, ha desempeñado a lo largo de toda esta fructífera historia de entrega por amor a su Iglesia

Don Héctor González, nació el 28 de marzo de 1939 en Torreón Coahuila. La infancia prácticamente la vivió en su Miguel Auza  Zacatecas, al lado de sus padres y toda su familia. El Señor lo invitó a vivir la experiencia del Seminario a la ciudad de Durango, donde fue madurando su vocación a través de largos años de formación, mismos que, fueron forjando su temple sacerdotal. Terminó sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, obteniendo el grado de Licenciado en Teología y en Historia Eclesiástica. Además del castellano, habla el italiano y el alemán.

Después de su ordenación sacerdotal, ha desempeñado diferentes cargos en la Arquidiócesis de Durango: Profesor de Historia Eclesiástica y Arte Sacro en el Seminario de Durango; Vicario cooperador de la parroquia de Canatlán; prefecto de disciplina y vice-rector del Seminario  Mayor; Presidente del Consejo Presbiteral durante 3 años; miembro de la Comisión Ejecutiva de Pastoral; miembro del Consejo de Gobierno y Rector del Seminario Conciliar.

Fue nombrado Obispo de Campeche el 9 de febrero de 1982 y recibió la Ordenación Episcopal el 24 de marzo de 1982. El 11 de febrero de 1988, su Santidad Juan Pablo II lo nombró Arzobispo Coadjutor de Antequera-Oaxaca, tomando posesión el 6 de abril del mismo año. El 4 de octubre de 1993, el Papa acepta la renuncia de Mons. Bartolomé Carrasco al gobierno pastoral de la Arquidiócesis y Mons. Héctor González toma posesión como nuevo Arzobispo de Antequera-Oaxaca. El 26 de febrero de 2003, es nombrado Arzobispo de Durango, en donde hasta la fecha desempeña una fructífera labor.

BULLYNG: LATENTE PELIGRO EN LAS FAMILIAS

Durango, Dgo., 29 de noviembre de 2010. El presbítero encargado de la Comisión Diocesana de Bioética, Juan Carlos Quiroga, dio a conocer su opinión sobre el actual problema que con frecuencia se presenta en las escuelas de nuestro país y en algunos casos de nuestro estado. Este fenómeno conocido por su nombre en inglés «bullyng»  que hace alusión al acoso escolar, se realiza de un compañero a otro en cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico de manera reiterada, y  que hoy por hoy prende un foco rojo de alerta a las autoridades y a los padres de familia.

El presbítero detalló que mucho tiene que ver con la cultura familiar, pues se ha visto mucho abuso por parte de otros miembros de la familia y los comportamientos tienden a imitarse. Un niño que ejerce violencia sobre otros, es porque lo ha visto y lo ha vivido en su entorno. «La familia como educadora en la fe, es el núcleo en donde pueden inculcarse valores. Una familia de evangelizadores, debe ser ejemplo de crecimiento en todos los aspectos y vivir auténticamente los valores evangélicos, para que produzcan pautas y patrones que eviten estos comportamientos como formadora de la personalidad base, ya que en ella radica la responsabilidad de formar y no deformar a los jóvenes que integran nuestra sociedad», señaló.

A nivel institucional, la Iglesia está presente en cada parroquia, y cada párroco tiene iniciativas propias que tratan de responder a cada necesidad. «Pienso que hay algunas donde existe algún soporte terapéutico, que estén ayudando al párroco a subsanar casos de violencia especial», concluyó.

¿Cómo podremos superar la violencia?: Educar para la paz

La superación de la violencia sólo será posible con el hábil uso de herra¬mientas que se consiguen con la educación. Estas herramientas son: el testimonio, la fuerza moral, la razón y la palabra. Si queremos responder al mal con la fuerza del bien, tenemos que educarnos para la paz; esto significa sacar desde dentro, desde lo más íntimo, pensamientos y sen¬timientos de paz que se expresen a través de un lenguaje y de gestos de paz. Con estas herramientas podremos impregnar la sociedad con los valores y principios de la paz.
Para superar la violencia, los mexicanos debemos aprender a humanizar la carga pasional de nuestras opciones mediante la racionalidad. Es preciso introducir una estructura racional en el corazón de nuestras actitudes. Es necesario: crear y difundir pensamientos de paz que nos permitan ir más allá de las emociones y reacciones primarias que generalmente son agresivas y violentas; Proponer el Evangelio de la paz, mediante todos los recursos a nuestro alcance, incluyendo las nuevas tecnologías y las redes sociales, motivando con creatividad para que la sinrazón de la violencia, de la venganza, sea sustituida por la lógica de la paz; Crear círculos de reflexión a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia para repensar el actual orden social, político y económico y difundir de manera creativa sus principios de reflexión, sus criterios de juicio y sus orientaciones para la acción; Sumarnos a los esfuerzos que muchos hacen para ofrecer una alternativa cultural diversa a la que ha originado la crisis de inseguridad y violencia que vivimos, que no propicie el individualismo, la competencia y la ex¬clusión, y que al contrario, sea inclusiva, democrática, hospitalaria, acogedora y cooperativa.
De¬bemos aprender también a serenar el mundo de los sentimientos, que acompañan nuestras opciones. En muchos ciudadanos y dirigentes polí¬ticos se alojan actitudes violentas como la demonización de quienes son considerados adversarios, la pasión por eliminarlos del escenario públi¬co. Para contrarrestar esto, es necesario: Impulsar el desarrollo humano de las personas, en las familias y en las comunidades, que propicie la reconciliación de la propia afectividad; Desarrollar la indignación contra toda violencia presente en no¬sotros y en torno a nosotros. No podemos acostumbrarnos a la vio¬lencia ni asumirla como estilo de vida; ésta nos debe sorprender y nos tiene que llevar a la indignación que nos mueve a evitarla; Expresar el amor a la paz. Es importante amar la paz, adherirse a ella de un modo espontáneo, disfrutarla y celebrarla cuando se tiene y también expresar el dolor y sufrimiento cuando nos vemos privados de ella; Fomentar el sentido de pertenencia a la nación y el reconocimien¬to de que en nuestras diferencias está nuestra riqueza.
Lo que suscita horizontes de paz debe expresarse en gestos de paz. Cuan¬do éstos están ausentes, las convicciones se evaporan y cualquier esfuerzo a favor de la paz se vuelve incon-sistente. La práctica de la paz arrastra a la paz. Esto lleva a comprometernos: a proponer, por todos los medios, la reconciliación social y el perdón como alternativas a la violencia. La verdadera paz no se logra cuando unos hombres vencen a otros, sino cuan¬do todos juntos logramos vencer la recíproca incomprensión y la incapaci¬dad para aceptar las diferencias de los demás; Promover la no-violencia como alternativa en la vida civil y política. La no-violencia consiste en llevar a sus últimas consecuencias el mensaje del amor universal de Jesús; Proponer un estilo de vida austero y sencillo, en medio de una sociedad consumista que propicia violencia, tenemos que aprender a evitar lo super¬fluo y vivir con lo necesario. La búsqueda obsesiva de lo que haga más cómo¬da la vida nos debilita, nos hace frágiles y vulnerables, egoístas e insaciables; Ofrecer, en los momentos propicios de la vida social y eclesial de nuestras comunidades, gestos de paz que consoliden los esfuerzos y condiciones de paz. La experiencia religiosa es propicia para ello, ya que facilita que en las distintas situaciones las personas se abran al misterio de Dios y descu¬bran el anhelo compartido de una fraternidad universal y la necesidad de promover una cultura de solidaridad.
La educación para la paz nos pide un lenguaje pacífico y pacificador, que sea capaz de expresar la riqueza de nuestros pensamientos y sentimientos de paz y que sea un lenguaje propicio para la comunión y la reconcilia¬ción. Nuestro compromiso debe llevarnos a: Invitar a todos a despojar de su carga bélica las formas ordinarias de expresión -palabras, signos, gestos- ya que éstas intimidan, aíslan y ha¬cen difícil la comunicación y el encuentro entre las personas, y con ello nos acercan a la violencia y nos alejan de la paz; Hacer conciencia de que la ironía acerba y la dureza en los juicios, la crí¬tica irracional de los demás, la agresividad verbal, no son el cami¬no que lleva a la justicia, porque confunden en la búsqueda de la verdad, en la aplicación de la justicia y hacen más difícil la instauración de la paz; Promover el diálogo como camino real para la superación de todas las confrontaciones “El diálogo se presenta siempre como instrumento insus¬tituible para toda confrontación constructiva tanto en las relaciones inter¬nas de los Estados como en las internacionales”. La actitud dialogante se adquiere por la educación. El aprendizaje ha de ser desde la edad temprana. La familia y la escuela son dos espacios privilegiados para aprender a solventar los conflictos por vía pacífica y dialogal. Capacitar y capacitarnos para la escucha.

Durango, Dgo., 28 Noviembre del 2010.

+ Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

email:episcopeo@hotmail.com

CONCLUYE CON ÉXITO EL PRIMER CURSO PARA COMUNICADORES CATOLICOS

Durango, Dgo., 28 de noviembre de 2010. Este día  concluyó con gran éxito y beneplácito, el primer curso para comunicadores católicos, realizado en el salón adjunto al restaurant el Agave ubicado en calle Constitución, esquina con calle Coronado de esta ciudad, los días 26 y 27 del presente mes.

Una de las iniciativas de la Pastoral de la comunicación en la Arquidiócesis de Durango, es el forjar y fomentar en los grupos de apostolados, movimientos laicales, pastorales y asociaciones, una comunicación interinstitucional más sólida y eficiente, que se proyecte siempre  en la comunión eclesial. Con este fin, la oficina Arquidiocesana de prensa, tuvo a bien organizar dicho curso, con la participación y colaboración del grupo logos de México, que aportó valiosas herramientas a través de expositores expertos.

La presencia de nuestro Señor Arzobispo, Don Héctor González Martínez, fue pieza fundamental para la motivación de todos los participantes, pues con su mensaje de bienvenida, transmitió uno de los temas más relevantes hoy en la Iglesia, comentando el último documento del papa: «Verbum Domini», y exhortó a ser medios para facilitar el diálogo entre el hombre y Jesucristo. Monseñor González abundo en este importante tema y concluyó  «todos tenemos participación en la palabra del verbo encarnado y hace falta en el orden social».

Se conto con la asistencia de 70 personas de los diferentes apostolados laicales y pastorales, así como presbíteros y seminaristas que satisfactoriamente recibieron este curso de capacitación para transmitirlo en sus parroquias.

 

COLECTA ANUAL PRO SEMINARIO 2010

Durango, Dgo., 26 de noviembre de 2010. Con mucho entusiasmo todos los seminaristas de la Arquidiócesis de Durango, saldrán este domingo 28 de Noviembre, a los templos y parroquias de nuestra ciudad capital. Su presencia siempre es gratificante para nuestras comunidades, pues motiva a la esperanza de saber que el Señor sigue suscitando vocaciones sacerdotales en las familias duranguenses.

El mensaje que ellos compartirán con los feligreses, será un llamado a que de las familias cristianas se generen vocaciones sacerdotales y religiosas; a seguir orando por el Seminario, las vocaciones y una exhortación a que la comunidad pueda brindar su apoyo material y económico para sostener esta valiosa institución de nuestra Diócesis. Todo lo recaudado en la ofrenda dominical es íntegramente para nuestro Seminario.

Esta colecta se realiza cada año, siendo una jornada intensa en donde la feligresía participa con entusiasmo ofreciendo sus oraciones y sacrificios. Ojalá que todos los católicos de nuestra Ciudad podamos contribuir con nuestro granito de arena, siendo generosos, en la firme convicción de que esta obra es de Dios en su Iglesia.

SEMINARIO MAYOR: SIGUIENDO A CRISTO HOY

Durango, Dgo., 25 de noviembre de 2010. En la casa de formación del Seminario Conciliar Mayor de Durango, tiene lugar el encuentro vivo con Cristo Pastor y los jóvenes que generosamente lo dejan todo por tomar su cruz y seguirle. En este semillero de formación, los jóvenes seminaristas se configuran con Cristo Sacerdote a través de un intenso e integral proyecto de vida que comprende su desarrollo académico, espiritual, comunitario y humano.

El ecónomo del Seminario, presbítero Francisco Valles hace notar que el Seminario Mayor se divide en dos grandes etapas: filosófica y teológica. La filosofía en la que se cursan las materias correspondientes a los tratados filosóficos como la naturaleza, antropología, epistemología, lógica, cosmología, ontología, historia de la religión, filosofía mexicana, historia de la filosofía antigua, medieval, moral, moderna y contemporánea; además de una intensa formación integral que comprende las áreas de espiritualidad, académica, comunitaria y pastoral orientadas a un proyecto personal de vida. En la etapa teológica, se cursa la teología dogmatica, derecho canónico, sagrada escritura, teología moral y cristología entre otras, para posteriormente continuar el acompañamiento espiritual en esta etapa de discernimiento.

Durante esta última etapa de formación, los jóvenes también tienen su iniciación a las órdenes sagradas como son lectorado y acolitado. Al culminar la etapa de teología, salen a su año de pastoral y viven su experiencia. Después son llamados por el obispo para ser ordenados diáconos y posteriormente presbíteros.

A decir del ecónomo, los seminaristas tienen un extenso itinerario que ayuda a formarlos en su configuración a Cristo hombre, Cristo pastor y Cristo orante, y aunque termine la etapa del seminario, la configuración con Cristo buen pastor se sigue dando en la formación permanente que continua fuera del seminario para que a ejemplo de él, den la vida por las ovejas.

CURSO BASICO PARA AGENTES DE PASTORAL

Durango, Dgo., 24 de noviembre de 2010. La Arquidiócesis de Durango, a través de la Comisión de la Pastoral de la Comunicación que coordina el presbítero Victor Manuel Solís, efectuará su primer curso básico para comunicadores católicos los días 26 y 27 del presente mes.

El objetivo de este curso es, capacitar con las herrramientas más elementales a los agentes de pastoral que participan en algunas asociaciones  y movimientos laicales  de la Arquidiocesis. La temática fundamental buscará orientar la optimización de  la comunicación interinstitucional en nuestra iglesia local.

Este importante curso será impartido por el centro «LOGOS» de la ciudad de México y precidido por el padre Rafael Jácome y su equipo de colaboradores. Su experiencia al servicio de la Iglesia permite garantizar una propuesta muy fresca, de cara a la cultura de la controversia en la que con frecuencia se ve sometida esta institución.

El lema de nuestro encuentro es «COMUNICAR MÁS PARA SERVIR MEJOR», pues el hilo conductor será la motivación de todos los participantes a trabajar para seguir proyectando la imagen de una Iglesia bonita, semilla del reino.

Dicho curso, será en el salón adjunto al restaurant El Agave ubicado en calle Constitución, esquina con calle Coronado en la zona centro de la ciudad.

SEMINARIO DE DURANGO: FORMACIÓN DE PASTORES

Durango, Dgo., 23 de noviembre de 2010. «El deber de fomentar las vocaciones pertenece a toda la comunidad de los fieles que debe procurarlo ante todo, con una vida totalmente cristiana; ayudan a esto, sobre todo las familias, que llenas de espíritu de fe, de caridad y de piedad, son como el primer seminario, y las parroquias de cuya vida fecunda participan los mismos adolescentes.

Los maestros y todos los que de algún modo se consagran a la educación de los niños, jóvenes y sobre todo las asociaciones católicas, procuran cultivar a los adolescentes que se les han confiado, de forma que éstos puedan sentir y seguir con buen ánimo la vocación divina. Muestren todos los sacerdotes un grandísimo celo apostólico por el fomento de las vocaciones y atraigan el ánimo de los jóvenes hacia el sacerdocio con su vida humilde, laboriosa, amable y con la mutua caridad sacerdotal y la unión fraterna en el trabajo.» ( OPTATAM TOTIUS).

El ecónomo de la Arquidiócesis, presbítero Francisco Valles, comentó que el primer encuentro que tienen los jóvenes que se inician, es la formación sacerdotal. En el Seminario Menor, se cursa la preparatoria básica con una amplia gama de formación humana, tanto en valores, como en filosofía y latín. El curso introductorio consta de un año con un acompañamiento más personalizado donde siguen su formación sacerdotal. Cuentan con un sacerdote encargado de tiempo completo y en la actualidad es el presbítero Salvador Aguilera Sánchez. Las materias que cursan son la introducción a la sagrada escritura, la historia de la salvación, el latín, el catecismo de la iglesia católica y la psicología entre otras.

CICLO DE PLATICAS EN CENTRO DIOCESANO BILLINGS

Durango, Dgo., 22 de noviembre del 2010.- El Centro Diocesano Billings de la Arquidiócesis de Durango, se encuentra impartiendo un Ciclo de pláticas que consta de 8 martes consecutivos, comenzando del 12 de octubre al 30 de noviembre del presente mes.

La presidenta Diocesana María Elena Amezaga de Reyes y el Asesor Espiritual de este movimiento, presbítero  Mariano Alberto Salas Villalobos, son los que han organizado este ciclo de pláticas, en las que el objetivo principal es enseñar a los matrimonios a que aprendan a conocer su fertilidad y que la sepan llevar mediante un control de acuerdo a sus necesidades y posibilidades; para recibir con amor, con responsabilidad y sobre todo con naturalidad, los hijos que Dios les de.

Este curso se trabaja en tres áreas que son la filosófica, científica y técnica. Los instructores son parejas de matrimonios que han obtenido con  este método un importante éxito. Los requisitos para recibir estas pláticas son: que sean matrimonios o   parejas de novios próximos a casarse, así como las personas interesadas en conocerlo.

Para mayores informes comunicarse a las oficinas del Templo de San Miguel al teléfono 8 11 32 28.

El centenario de la Revolución Mexicana

Los obispos mexicanos este año hemos publicado la Carta Pastoral “Conmemorar nuestra historia para comprometernos hoy con nuestra patria”, para compartir con el Pueblo de México un ejercicio de discernimiento histórico de nuestra Nación, y un mensaje de compromiso, fe y esperanza frente al futuro. “Sentimos el deber de sumarnos con actitud solidaria y lucidez crítica a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana. Como creyentes, descubrimos en los hechos de la historia el designio de Dios, aun en medio de las debilidades y pecados de los hombres. Como nos decía S.S. Juan Pablo II hemos de ver el pasado con gratitud, vivir el presente con responsabilidad y proyectarnos al futuro con esperanza”.
Los católicos estuvieron presentes y participaron activamente en los inicios de la Revolución Mexicana de diversas maneras y en diversos grados. En los movimientos y grupos sociales del momento: porfiristas, reyistas, maderistas, liberales y anarcosocialistas. Al comienzo del siglo XX, su participación tuvo un mayor grado y significado. Son dos los hechos intraeclesiales sobresalientes que favorecieron este despertar: la doctrina y estímulo de la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII y la experiencia favorable de la participación de otras naciones católicas en el campo de lo social. Esto provocó el surgimiento de agrupaciones e instituciones católicas de orientación social, como fueron la Unión Católica Obrera (1908); los Operarios Guadalupanos (1909) de corte más bien intelectual; los periodistas católicos se agruparon en la llamada Prensa Católica Nacional (1909); las cajas de ahorro Rafeasen se hicieron populares al proporcionar crédito barato a los campesinos; los Jesuitas crearon la Unión de Damas Católicas (1912) y se fundó la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (1913) y aparecieron las sociedades de obreros católicos. Lo que más llamaría la atención y provocaría diversas y encontradas reacciones sería la aparición del Partido Católico Nacional (1911) unos días antes de la caída del régimen de Porfirio Díaz, y que prosperó gracias a la apertura democrática propiciada por Madero.
En esta efervescencia social de inspiración católica, se suman los numerosos Congresos Católicos, Semanas y Encuentros Sociales celebrados distintas diócesis del país: en Puebla (1903), en Morelia (1904), en Guadalajara (1906), en Oaxaca (1909). Se tuvieron dos Congresos Agrícolas en Tulancingo (1904-1905), uno en Zamora (1906) y la Semana Social en León (1908), dos en la Ciudad de México (1909-1910) y una en Zacatecas (1912). Entre todas estas sedes y sus respectivas diócesis se formó una especie de entramado social católico con múltiples y generosos frutos dentro de una provechosa diversidad, que favoreció el paso de un catolicismo de corte tradicional a un catolicismo social, liberal y a una democracia cristiana entendida como acción benéfica en favor del pueblo.
Persistía en la Iglesia como también en ambientes profanos, la doble tendencia, por una parte, de reducir el ámbito de operación de los católicos a sólo lo “espiritual” y al interior de los templos y de las conciencias y, por otra, la de participar activamente en el ámbito público, político y social. El éxito obtenido por las agrupaciones y movimientos católicos en los tres primeros lustros del siglo, influyeron decididamente sobre el espíritu de los constituyentes más radicales, que limitaron y proscribieron las actividades y participación pública de la Iglesia, llegando a negarle toda personalidad jurídica en la Constitución de 1917.
A pesar de las hostilidades, la presencia católica quedó profundamente marcada en un ámbito particularmente querido para ella, el campo laboral. En efecto, los católicos percibieron con razón el fruto de sus luchas en la redacción del artículo 123 de la Constitución, donde reconocieron la doctrina de la Rerum Novarum, que había sido su gran bandera a favor de la justicia social y de una patria mejor. La proclama de las garantías individuales en correspondencia con los derechos humanos defendidos por la Iglesia, la justicia social y la cohesión nacional dentro de un marco legal que propició la Constitución de 1917, son los frutos que se han podido recoger y posteriormente mejorar, en parte al menos, de los anhelos y sufrimientos que sostuvieron los actores de la Revolución Mexicana. Es de alabar el intento de proteger los derechos humanos mediante las llamadas garantías individuales y sobre todo, la defensa de la integridad territorial y de los derechos de los trabajadores. La Iglesia, en esto, mostró particular complacencia al ver allí reflejada en parte su doctrina social.
Con profunda gratitud, hemos contemplado la presencia de Jesucristo en la historia de nuestra Nación. Hemos valorado las acciones de muchos hombres y mujeres que con sus virtudes, e incluso sus defectos, han participado decididamente en la construcción y desarrollo de nuestra Patria, especialmente en los momentos más decisivos de la historia, como lo ha sido el Movimiento de Independencia y la Revolución Mexicana. Debemos también ser veraces al reconocer que muchos de estos hombres no supieron seguir los caminos de paz, no supieron acordar consensos en el diálogo, la concordia, la construcción de instituciones. Incluso, muchos cristianos ilustrados no supieron regir, en todo momento, su conducta con criterios de fe, esperanza y caridad, mostrando desesperación, angustia y violencia. Lo diremos siempre: una visión maniquea de la historia, que busque sintetizar en un “todo bueno”, “o todo malo”, es injusta. Estamos llamados a ver con objetividad la historia y desentrañar sus enseñanzas que son más positivas que negativas, en su contexto histórico.
La reflexión histórica nos abre necesariamente al presente y nos interpela hacia el futuro, en tanto que los ideales propuestos por la independencia y la Revolución se nos presentan hoy como nuevos rostros, en situaciones mucho más complejas. Debemos descubrir, en los desafíos de nuestro presente, la oportunidad y ocasión para responder conjuntamente reconociéndonos todos partícipes de esta sociedad diversa y plural mexicana. Es aquí donde también nosotros queremos aportar, desde nuestra mirada de fe, lo que nos corresponde en la construcción de este futuro común, puesta nuestra esperanza en Jesucristo.

Durango, Dgo., 21 Noviembre del 2010.

+ Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

email:episcopeo@hotmail.com