Nacionalismo Imperialista

El apogeo del Nacionalismo se sitúa en el período 1870-1914. Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, Rusia e Italia, apoyados en los dos elementos de la educación nacional y el ejército, promovieron políticas nacionalistas tendientes a afirmar la propia superioridad, iniciando así una carrera hacia la hegemonía mundial que desembocará en la primera Guerra Mundial.
Esta carrera imperialista hará presente la cultura occidental en los cinco continentes, cultura integrada por estos ingredientes: universalismo cristiano secularizado, intereses económicos y científicos y sobre todo una manifestación más del espíritu nacionalista.
Tales naciones se consideraron depositarias de una misión civilizadora, conscientes de estar destinados a la hegemonía mundial.
Sin duda que el universalismo cristiano, estaba latente como impulso remoto en la base de la expansión colonial europea, impulso que le imprimió una formidable y arrolladora potencia.
El universalismo cristiano, el sentido ecuménico sustancialmente secularizado de la existencia, acertó a intuir como entre sombras que lo que Europa había logrado a lo largo de toda su existencia, era patrimonio de todos y se debía clocar a disposición de todos. En consecuencia, la expansión colonial tuvo lugar a partir de 1870, cuando la ideología liberal-progresista ya era patrimonio común de buena parte de las clases gobernantes europea.
Pero, detrás de la expansión liberal se advierte el sentimiento europeo de su supuesta superioridad. Es de observar que la élites del siglo XVIII equiparaban a las sociedades extraeuropeas con las sociedades del “buen salvaje americano”, según Rousseau y A. de Tocqueville, es decir libres de los males de la civilización occidental.
Pero ahora, parecen aceptables la superioridad de la raza blanca sobre las otras y de la cultura occidental sobre las culturas autóctonas. Fe, otra vez secularizada que ve el colonialismo como una cruzada religiosa para difundir los valores universales y absolutos de la Modernidad occidental.
Entre los teóricos del imperialismo europeo citemos a Thomas Carlyle (1795-1881) y Rudyard Kipling (1865-1936). En Francia Jules Ferry (1832-1893) dio un fuerte impulso a la secularización francesa por medio de la educación laicista.
Pero junto con la difusión de las nuevas técnicas europeas, del mejoramiento de la salud, de la progresiva universalización de la educación pública y del importante movimiento misionero que se verifica en este proceso, hay también muchas manifestaciones de explotación, de injusticias y de lesiones graves a la dignidad humana.
Darwinismo social, grosero materialismo y racismo no están ausentes en el expansionismo europeo y americano.
El imperialismo fue la consecuencia lógica del nacionalismo proclive a subrayar la grandeza nacional. Las naciones europeas debían demostrar al mundo su misión civilizadora. La ligazón entre imperialismo y nacionalismo queda manifiesta en que Francia e Inglaterra, naciones con más conciencia nacional, son las que llevaron adelante las políticas imperialistas más vigorosas.
Durango, Dgo. 26 de octubre del 2008.
Héctor González Martínez
Arz.de Durango

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