Compromiso de la Iglesia: formación integral de la persona y acción pastoral orgánica

El debilitamiento del sentido de Dios y del sentido del hermano, de la vida comunitaria y del compromiso ciudadano, es un desafío que cuestiona a la Iglesia, a sus pastores, sobre todo, la manera como estamos educando en la fe y como estamos alimentando la vivencia cristiana. La Iglesia debe asumir con creatividad y decisión este desafío, revisando e impulsando los pro-cesos de transmisión de la fe, de manera que lleven al encuentro con Jesu¬cristo, inviten a su seguimiento, inicien y fortalezcan la vida comunitaria y el compromiso social y misionero.
La situación de inseguridad y violencia que vive México exige una res¬puesta urgente e inaplazable de la misión evangelizadora de la Iglesia. Esta respuesta parte del reconocimiento de las insuficiencias en el cumplimien¬to de la misión. Lo que se esta viviendo: la crisis de inseguridad, el alto índice de corrup¬ción, la apatía de los ciudadanos para construir el bien común, las distin¬tas formas de violencia, son opuestas a la propuesta de Vida Nueva que hace el Señor Jesús.
Lo que en este momento la Iglesia puede ofrecer al servicio de la nación, es lo que tiene como propio: tiene “una visión global del hombre y de la humanidad”, ella conoce el “sentido del hombre” gracias a la Revelación divina. Para conocer al hombre, al hombre verdadero, el hombre integral, hay que conocer a Dios. Los cristianos somos hombres y mujeres de esperanza y creemos que esta situación puede transformarse. Desde la misión de la Iglesia, podemos colaborar principalmente en la prevención, en el acompa¬ñamiento y en la animación de la sociedad civil responsable.
Lo primero que hay que hacer para superar la crisis de inseguridad y violencia es la renovación de los mexicanos. La conversión es fruto del encuentro y de la adhesión a Jesucristo, el Hijo de Dios, quien hace presente la misericordia del Padre, nos rescata de la esclavitud del pecado y de la muerte y nos hace volver a la vida de los hijos de Dios por medio del Espíritu. (Gal 4,6-7). La conversión es un don que implica necesariamente un proceso personal de reencuentro y reconciliación con Dios, reincorporación a la comunidad y de compromiso social, que lleva a la búsqueda del perdón a través del arrepentimiento sincero, el rechazo del mal y del desorden y orienta al rescate de los valores perdidos. La novedad de nuestra vida en Cristo dará origen a formas nuevas de relacionarnos con las personas con las que convivimos día con día, nos permitirá construir comunidades sanas y justas, nos capacitará para solucionar de manera pacífica los conflictos y para ser misericordiosos con los que sufren.
1er tarea: la formación integral de la persona. Hoy como nunca es una exigencia in¬vertir todos los recursos posibles en la formación de las personas y en la promoción de condiciones de vida digna para todos. La Iglesia tiene instrumentos para lograr esta formación.
Aprovechar la riqueza de la Doctrina Social de la Iglesia como instrumen¬to de evangelización, en cuanto tal, anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón, revela al hombre a sí mismo. También educa en las virtudes sociales y políticas con las que el discípulo de Jesucristo se inserta en la vida social, para ser en ella “sal y fermento”, de manera que las estructuras que organizan la convi¬vencia social estén siempre impregnadas por los valores evangélicos de la libertad, el amor, la justicia y la verdad, que son valores fundamentales de la convivencia humana. Debemos conocer a fondo esta doctrina.
También la Iglesia debe insistir en los fieles para que asuman responsa¬blemente su compromiso como ciudadanos para construir un orden so¬cial justo, cuidar de la creación y construir la paz. La finalidad de la obra de Cristo es la transformación del mundo: quien vive la caridad en la verdad, contribuye al verdadero progreso del mundo y este progreso o desarrollo integral, animado por este humanismo nuevo y solidario, es garantía de la paz.
En las comunidades, ya sea parroquias, grupos o movimientos se deben buscar formas de acompañamiento de la vida interior de las personas. En medio de una sociedad que fácilmente lleva al hastío, al sentimiento de va¬cío, que ofrece como bien de consumo lo que hace sentirse bien, incluido todo género de drogas, es necesario fortalecer la interioridad, la capacidad del corazón de ser perceptivo, “de ver y comprender el mundo y al hombre desde dentro, con el corazón”.
Hoy se necesita fomentar el amor a la verdad. La fe adulta se expresa “viviendo con verdad el amor” (Ef 4, 15). El poder del mal es la mentira, la mentira engendra corrup¬ción y la corrupción violencia y muerte. “En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona, en una vocación a amar a nuestros herma¬nos en la verdad de su proyecto. En efecto, Él mismo es la Verdad” (Jn 14,6).
2da. Tarea: unir todos los esfuerzos de la acción pastoral, poniéndolos al servicio de la formación de las personas. Una sola propuesta, orgá¬nica, de conjunto, que acompañe a todos en su proceso de conformación con Cristo y que busque responder a este desafío. En nuestra Arquidiócesis el Plan de Pastoral tiene como compromisos seis prioridades: Evangelización y Catequesis, Pastoral Litúrgica, Pastoral Social, Pastoral Familiar, Pastoral de Adolescentes y Jóvenes, y Formación de Agentes. Además, la Misión Diocesana, en el Marco de la Misión Continental, ha recorrido cuatro etapas: el Kerigma, Iniciación y Espiritualidad Bíblicas, Catequesis a partir del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, la Familia, y viene la etapa de la Iniciación Cristiana.
Todos, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas/os, fieles laicos, estamos llamados a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia la Misión en estas circunstancias que vivimos en nuestra Arquidiócesis de Durango. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigado en nuestra historia (la Diócesis de Durango ha cumplido 390 años de su fundación).

Durango, Dgo., 24 Octubre del 2010.

+ Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

email:episcopeo@hotmail.com

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