La Iglesia afirma su propia competencia y su propio derecho a enseñar su doctrina

La Doctrina Social de la Iglesia es un corpus doctrinal del magisterio de los Romanos Pontífices y de los Obispos; son documentos que contienen temas de relevancia social. La Iglesia jamás se ha desinteresado de la sociedad y de los problemas que atañen a los fieles. Pero es, a partir del Papa León XIII (mediados del siglo XIX) que inicia un nuevo camino de desarrollo de la enseñanza de la Iglesia en el campo social. Pero no es más que la continuación de la misión de la Iglesia. “En su continua atención por el hombre en la sociedad, la Iglesia ha acumulado así un rico patrimonio doctrinal”. Éste, hunde sus raíces en la Sagrada Escritura, especialmente en el Evangelio y los escritos apostólicos, y ha tomado forma y cuerpo a partir de los Padres de la Iglesia (primeros siglos de la Iglesia) y de los grandes Doctores del Medioevo. Los acontecimientos vinculados a la revolución industrial trastornaron estructuras sociales, ocasionando graves problemas de justicia, especialmente en el mundo europeo y americano, dando lugar a la primera gran cuestión social: la cuestión obrera, causada por el conflicto entre capital y trabajo. Así, ahora, constituye una doctrina que progresivamente se ha ido acumulando y reconociendo, además de que no está limitada a una zona geográfica particular, sino que tiene una dimensión mundial. Esta doctrina abarca muchos aspectos incluso políticos, unidos a la relación entre clases y a la transformación de la sociedad.
Es un “cuerpo doctrinal” de gran coherencia, pero no se ha reducido a un sistema cerrado sino que se muestra atenta al desarrollo de las situaciones y capaz de responder adecuadamente a los nuevos problemas. Esta doctrina la conforman los diversos documentos de la Iglesia en esta materia. Una característica de ellos es que manifiestan una continuidad en la relación de ellos entre sí y en su contenido; siendo además cada uno de ellos un avance, un desarrollo en el planteamiento y reflexión de la cuestión social.
Constantemente la Iglesia afirma su propia competencia y su propio derecho a enseñar su doctrina social en orden al bien de la salvación de los hombres, especialmente frente a la comunidad política, en el respeto y en el reconocimiento de la autonomía recíproca en el campo de cada una. Para este fin usa todos los medios que puede tener a su disposición, según las circunstancias y las épocas. Hoy la Iglesia no solo tiene el derecho sino el deber de proclamar y enseñar esta doctrina a sus fieles y a todos los que la reciban. De dónde le viene este derecho-deber ?, de la misión, del mandato de Cristo, obediente a Él de predicar el Evangelio a todos y de servir a todos los que están en situación de necesidad, sea como individuos, sea como grupos o clases sociales y que tengan la necesidad de transformaciones y reformas para mejorar sus condiciones de vida. El Papa Juan Pablo II constantemente afirmó que es el hombre, cada hombre y todos los hombres, el primero y principal camino en el cumplimiento de su Misión, “camino que inmutablemente pasa a través de los misterios de la Encarnación y Redención”. Fiel su misión, la Iglesia afronta tales problemas desde el punto de vista moral y pastoral que le es propio.
En respuesta a los grandes problemas de cada época y circunstancias, la iglesia ha promulgado una serie de documentos que componen esta doctrina: “Rerum Novarum” (las cosas nuevas) de el Papa León XIII, en 1891, la cuestión obrera: donde examina la condición de los trabajadores asalariados, los obreros de la industria afligidos por una indigna miseria. “Quadragesimo anno” (40 aniversario) del Papa Pio XI en 1931, analiza la situación socio-económica en la que a la industrialización se había unido la expansión del poder de los grupos financieros, en ámbito nacional e internacional (a breve distancia de la grave crisis económica de 1929); período posbélico de la 1ª. Guerra mundial; se afirman los regímenes totalitarios en Europa; afirma el principio de que “el salario debe ser proporcionado no solo a las necesidades del trabajador, sino también a las de su familia. Los “Radiomensajes navideños” del Papa Pio XII de 1939 a 1954; profundizan la reflexión sobre un nuevo orden social, gobernado por la moral y el derecho y centrado en la justicia y en la paz; fueron los años de la terrible 2ª. Guerra mundial y la reconstrucción de la postguerra. Los años sesenta abren horizontes prometedores: la reconstrucción y recuperación después de la guerra, el inicio de la descolonización, el inicio del deshielo en las relaciones entre los dos bloques americano y soviético. En este ambiente el Papa Juan XXIII, lee los signos de los tiempos: problemas de la agricultura en los países en vías del desarrollo, el incremento demográfico, los problemas de la cooperación económica mundial; las desigualdades en el concurso de las naciones, la situación del tercer mundo. Escribe la encíclica “Mater et magistra” (Madre y maestra) en 1961, comunidad y socialización; la Iglesia está llamada a colaborar con todos los hombres en la verdad, la justicia y en el amor, para construir una auténtica comunión. La encíclica “Pacem in Terris” (paz en la tierra) en 1963, también del Papa Juan XXIII, pone de relieve el tema de la paz, en una época marcada por la proliferación nuclear; es la primera reflexión a fondo de la Iglesia sobre los derechos humanos.
Son documentos que se escribieron en el pasado, pero son de gran actualidad en su doctrina, deberíamos conocerlos mejor, sobre todo para iluminar este momento de gran importancia política y social que vivimos. Estos documentos ya vislumbraban nuestro presente.

Durango, Dgo. 7 de Febrero del 2010. + Enrique Sánchez Martínez
Ob. Aux. de Durango
email:episcopeo@hotmail.com

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