Selecciones de Teología 3

Habiendo asentado que la teoría sobre la suficiencia ordinaria de la Eucaristía para el perdón de los pecados frente al Sacramento de la Penitencia, es una teoría de 1967 insostenible frente a la repetida enseñanza del Magisterio posterior al Concilio Vaticano II; es teoría ya superada en repetidos documentos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
Juan Pablo II y Benedicto XVI sí saben Teología y enseñan como doctores eminentes y como tales, superando la teoría de “La Maison-Dieu” en 1967 y poniendo en su centro la enseñanza católica sobre la Penitencia y la Eucaristía.
Así pues, nuevamente leamos a Juan Pablo II, en su Carta del Jueves Santo del 2002; advierte a los Sacerdotes de todo el mundo, que el Sacramento de la Econciliación “pasa, desde hace algunos decenios por una cierta crisis, a la que me he referido más de una vez, queriendo incluso que un Sínodo de Obispos reflexionara sobre ella, y recogiendo después sus indicaciones en la Exhortación apostólica Reconciliación y Penitencia”. La crisis comprende la despreocupación de muchos por el pecado e igualmente el descuido por acercarse a confesarlo personalmente; la crisis alcanza a descuidar el confesionario y preferir la práctica de recibir la absolución general o simplemente preferir comulgar sin confesarse.
Juan Pablo II en su carta a los Sacerdotes, presenta aspectos finos y delicados de este Sacramento de amor, compasión y misericordia, tomando como ejemplo el caso de Zaqueo: “para ilustrar algunas dimensiones específicas de este especialísimo coloquio de salvación que es la confesión sacramental, quisiera proponer hoy como “icono bíblico” el encuentro de Jesús con Zaqueo (Cf Lc. 19,1-10). En efecto me parece que lo que ocurre entre Jesús y el “jefe de publicanos” de Jericó se asemeja a ciertos aspectos de una celebración del Sacramento de la misericordia. Siguiendo este relato breve, pero tan intenso, queremos descubrir en las actitudes y en la voz de Cristo todos aquellos matices de sabiduría humana y sobrenatural que también nosotros hemos de intentar expresar para que el Sacramento sea vivido en el mejor de los modos. Como sabemos, el relato presenta el encuentro de Jesús y Zaqueo, casi como un hecho casual. Jesús entra a Jericó y lo recorre acompañado por la muchedumbre. Zaqueo parece impulsado sólo por la curiosidad al encaramarse sobre el sicómoro. A veces, el encuentro de Dios con el hombre tiene también la apariencia de la casualidad. Pero, nada es casual por parte de Dios”.
“Ahora bien, éste es precisamente el caso de Zaqueo. Todo lo que le sucede es asombroso. Si en un determinado momento no se hubiera producido la “sorpresa” de la mirada de Cristo, quizá hubiera permanecido como un espectador mudo de su paso por las calles de Jericó. Jesús habría pasado al lado, pero no dentro de su vida”.
“Al estar en realidades pastorales muy diversas, a veces puede desanimarnos y desmotivarnos el hecho de que no sólo muchos cristianos no hagan el debido caso a la vida sacramental, sino que, a menudo, se acerquen a los Sacramentos de modo superficial”.
“Para nosotros es imposible valorar cuánto haya penetrado la mirada de Cristo en el alma del publicano de Jericó. Sabemos, sin embargo, que aquellos ojos son los mismos que se fijan en cada uno de nuestros penitentes”.
Vayan estas cuantas delicadas y finas pinceladas de Juan Pablo II, profundizando sobre el Sacramento de la Penitencia, animando a confesores y penitentes a experimentar, aprovechar y disfrutar de la mirada de Jesús hasta lo íntimo de la persona.
Durango, Dgo. 21 de diciembre del 2008.
Héctor González Martínez
Arz.de Durango.

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