El Bicentenario de la Independencia.

A LOS SRES. VICARIOS REGIONALES, DECANOS, PARROCOS, CAPELLANES, RELIGIOSOS, RELIGIOSAS, SEMINARISTAS, LAICOS COMPROMETIDOS Y FIELES DE LA ARQUIDÓCESIS.

Los saludo en Cristo Jesús, Señor de la creación y dueño de la historia, ante quien se someten todas las cosas del cielo y de la tierra.

Nuestra Arquidiócesis se suma a la celebración del Bicentenario de la Independencia y al Centenario de la Revolución, ya que amamos nuestra Patria y buscamos que tenga bienestar.

Con motivo de éste acontecimiento los Obispos mexicanos hemos publicado una Carta Pastoral:“Conmemorar nuestra Historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra Patria”, y les invito a que la reciban y la difundan, ya que ahí hacemos una reflexión basándonos en datos bien documentados, a la luz de la teología de la historia y pensando en los principales desafíos que nos plantea la realidad actual.

Nuestra fe nos dice que Dios toma el compromiso de salvar a su pueblo y se adelanta en la iniciativa, involucrando a Moisés en esta nada fácil aventura libertaria. En el relato del Libro de Éxodo 3, 1-13 constatamos el sufrimiento del pueblo de Israel, el cual puede ser identificado con nuestro pueblo. La visión cristiana de la Historia parte del misterio de la encarnación del Verbo por el cual el tiempo es ya una dimensión de Dios, y toda la historia humana es una historia sagrada, por eso más allá de los hechos burdos, hemos de saber leer la gramática de Dios y descubrir su mano providente que rige la vida de los hombres y el caminar de la Iglesia al unísono de nuestra Nación. El estandarte de Santa María de Guadalupe ha ondeado en todas las luchas y momentos significativos de la historia del Pueblo mexicano y ha sido signo de la voluntad de acompañamiento de la Iglesia a la Nación.

El designio de Dios sobre los pueblos es la libertad. Los próceres de la Independencia Miguel Hidalgo y José María Morelos, y otros, fueron sacerdotes, quienes, más allá de sus deficiencias humanas, sirvieron de instrumento a la Providencia para iniciar la Independencia Nacional y favorecer nuestra Patria Mexicana. Como creyentes, en aquellas circunstancias específicas, lucharon por los valores de la libertad y la igualdad y dieron voz al reclamo de justicia de un pueblo sumido en la pobreza y la opresión largamente padecida. Hoy valoramos sus acciones libertarias agradeciendo que actualmente existan múltiples instituciones e instrumentos jurídicos para resolver nuestros conflictos en diálogo y con caminos de paz (Cfr. Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 15).

Con los acontecimientos que conmemoramos este año 2010, estamos ante una oportunidad para valorar el legado del pasado y proyectarlo en el presente hacia nuevos horizontes. El camino lo conocemos, es Jesucristo, “único Libertador y Salvador que, con su muerte y resurrección rompió las cadenas opresivas del pecado y la muerte, que revela el amor misericordioso del Padre y la vocación, dignidad y destino de la persona humana (Aparecida 6). Nuestra Madre María Santísima es también la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 59). Hoy lo que la Iglesia celebra es el don de la libertad, lo agradece y se esfuerza por preservarlo y enriquecerlo (Cfr. Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 12).

En comunión con los Obispos de nuestra Patria, yo también exhorto a todos los actores sociales a “cerrar las puertas a cualquier tentación de emprender caminos violentos que sólo provocan muerte, atraso y destrucción”, e insto “a aquellos que buscan sembrar un estado de miedo y de muerte, mediante actividades ilícitas y delincuenciales poniendo en riesgo todo lo que hemos alcanzado en nuestro camino histórico, como es la libertad y las instituciones democráticas, debemos decir que la auténtica sociedad humana los repudia y la Iglesia los llama a la conversión que los haga reencontrar caminos de bien y de justicia” .

A mi Presbiterio diocesano les convoco a que promuevan la “Semana de Oración por la Patria” del 9 al 15 de éste mes, aprovechando los subsidios que ofrece la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica y que se publican en los Propios de la Misa y en la Actualidad Litúrgica, y les exhorto a celebrar en todas las Parroquias y Templos de nuestra Arquidiócesis una Eucaristía por la Patria el miércoles 15, para dar gracias a Dios por los beneficios recibidos, pedir perdón por las injusticias y crueldades cometidas, e implorar la ayuda divina que tanto necesitamos.
Que todos como creyentes y como mexicanos, impulsemos un verdadero desarrollo para nuestro País, y nos unamos en la plegaria ante Nuestra Señora de Guadalupe “Patrona de nuestra Libertad”.

Durango, Dgo., 1º de septiembre de 2010.

+Héctor González Martínez
Arzobispo de Durango

Pbro. José de la Luz Guerrero Haro.
Secretario Canciller

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