Episcopeo 8 de julio del 2012

Domingo: día del Señor

            Después de las elecciones federales celebradas en todo el país, al término del ciclo escolar y al inicio del tiempo de vacaciones, sobre todo para los niños, adolescentes y jóvenes, es necesario que retomemos la responsabilidad de la vida familiar, del trabajo, y de la oportunidad que significa este tiempo para convivir en familia y del descanso necesario.

            La celebración del domingo “Día del Señor”, tiene que seguir siendo el día dedicado a la escucha del Maestro, y a la participación del Banquete Eucarístico.

Hemos de encontrar tiempo para que el domingo sea, realmente, un día de plenitud, de amor, de familia, de solidaridad, dedicado al Señor. En el día del Señor una verdad profunda acompaña la vida de todo creyente: venimos de Dios, vamos a Dios. El domingo agradece el don de la existencia, el amor de un Dios que nos creó y que nos permite disfrutar del sol, de la luna, del viento, de la sonrisa de los niños, de la vida. El domingo nos susurra que Dios nos ama, que somos sus hijos, que es un Padre que nos espera con cariño.

Todo esto se vive de modo especial cuando la Iglesia celebra los sacramentos. Es la liturgia “el ámbito privilegiado en el que Dios nos habla en nuestra vida, habla hoy a su pueblo, que escucha y responde”. Dios viene a nuestro encuentro, nos habla a través de su Palabra, nos invita al diálogo con Él, “nos introduce a cada uno en el coloquio con el Señor: Dios que habla nos enseña cómo podemos hablar en Él”.

Y es en la celebración de la Eucaristía donde el Señor se encuentra con sus discípulos a través de su Palabra. “La Eucaristía nos ayuda a entender la Sagrada Escritura, así como la Sagrada Escritura, a su vez ilumina y explica el misterio eucarístico”.

El domingo es un día muy especial. Nos lo recordó el Papa Juan Pablo II, nos decía: “Por medio del descanso dominical, las preocupaciones y las tareas diarias pueden encontrar su justa dimensión: las cosas materiales por las cuales nos inquietamos dejan paso a los valores del espíritu; las personas con las que convivimos recuperan, en el encuentro y en el diálogo más sereno, su verdadero rostro”.

El Papa Benedicto XVI nos dice: “Ese día, llamado después “domingo”, “Día del Señor” es el día de la asamblea, de la comunidad cristiana que se reúne para su propio culto, que es la Eucaristía, culto nuevo y distinto desde el principio, de aquel judío del sábado. De hecho, la celebración del Día del Señor es una evidencia muy fuerte de la Resurrección de Cristo, porque sólo un evento extraordinario e inquietante podría inducir a los primeros cristianos a iniciar un culto diferente al sábado judío.

La liturgia, “el culto cristiano no es sólo una conmemoración de los acontecimientos pasados, ni una experiencia mística en particular, interior, sino fundamentalmente un encuentro con el Señor resucitado, que vive en la dimensión de Dios, más allá del tiempo y del espacio, y sin embargo, está realmente presente en medio de la comunidad, nos habla en las sagradas escrituras, y parte para nosotros el pan de vida eterna”.

El domingo debe ser, de modo especial, un momento para la familia. Conocemos o hemos formado parte de una familia que pasa casi todo el domingo unidos y en paz, con un proyecto común. Juntos se va a misa, se prepara la comida, se juega un rato o se va de paseo, o visitan a los abuelitos. Juntos se ve la televisión o se hacen los deberes para la escuela. Juntos se distribuyen las tareas (siempre hay mil cosas que arreglar) y la limpieza de la ropa, de la cocina, de la casa. Juntos se va al parque, o al cine. Son familias que pueden hacerlo todo unidos porque, de verdad, se quieren a fondo, y saben unos ceder un poco para la felicidad de otros. Y eso es muy fácil si el amor es lo más importante de la casa.

            Especialmente este tiempo de vacaciones, de distracciones, de celebraciones festivas de la fundación de nuestra ciudad, nos urge revivir a fondo el domingo, hacer de cada domingo, de verdad, el día del Señor y nuestro día favorito.

 Durango, Dgo., 8 de Julio del 2012                          + Mons. Enrique Sánchez Martínez

Obispo Auxiliar de Durango

Email: episcopeo@hotmail.com

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